OPERA: MITRIDATE, RE DI PONTO de Wolgang Amadeus Mozart

 

Director de orquesta.-

Ivor Bolton

Director de escena.-

Claus Guth

Intérpretes.-

Siyabonga Maqungo. Ruth Iniesta. Vanessa Goikoetxea. Tim Mead. Sabina Puértolas. Jorge Franco.

Siempre he pensado que la música es el arte más cruel, porque su ausencia de materialización hace que sea imposible atraparla. Esta frustración se multiplica en partituras como la de esta ópera, brillantes y desbordadas filigranas que convierten a las voces que las interpretan en herramientas sobrenaturales, casi divinas.

Pensar que Mozart la compuso con catorce años nos hace dudar de que su genio fuese realmente humano.

La producción que nos ofrece el Teatro Real, y desde mi humilde ignorancia musical, me parece prodigiosa en lo que a este se refiere.

Pero además, desde el punto de vista teatral es también magnífica.

Guth se mueve en dos planos perfectamente integrados.

Por un lado, el realista para contar la historia del rey traicionado por sus dos hijos y de su joven esposa perdida entre dos amores. Traslada la historia a la actualidad convirtiendo a la familia en los habitantes de una moderna mansión propia de un oligarca ruso. Y consigue la perfecta implicación interpretativa de los intérpretes, algo no muy común en este género.

A su lado, algunos de los momentos de reflexión interior se trasladan a un espacio neutro que simboliza el nivel de pensamiento íntimo de los personajes y donde sus miedos se verán representados por un grupo de sombras que, convirtiéndose en ocasiones en ellos mismos, dibujan hermosas coreografías creando momentos de un simbolismo fascinante.

El resultado, ya lo he dicho, me parece magnífico.

Quizás este Mitridate serviría de fondo para el debate sobre la posibilidad de sacar la ópera de su contexto y experimentar en ella nuevos modelos narrativos. Sí, siempre que se haga con inteligencia, elegancia y respeto.

Público

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