Paul Giamatti. Dominic Sessa. DaVinev Joy Randolph. Carrie Preston. Brady Hepner. Naheem García. Andrew Garman. Michael Provost.
Todas las películas de Alexander Payne, las siento agradablemente añejas. Saben a cine antiguo, de siempre, y con pocas aristas, siempre moviéndose en la ligereza de la comedia sentimental.
Y dentro de su catálogo, Los que se quedan estaría en el top de ese cine de siempre, que ya casi no se hace, y que podría haberse rodado en Hollywood hace veinte, treinta o cincuenta años. Ese paisaje de invierno nevado alrededor de un colegio de internos, la situación temporal en las navidades, e incluso el centro de la trama, tres personas casi antagónicas, cada una con su fuerte singularidad, obligadas a convivir durante unas semanas. Todo suena a conocido, sí, pero para quienes tenemos mucho cine clásico encima, agradablemente conocido.
Un profesor de historia antigua, sabio, pero con bastantes problemas para relacionarse con los demás, un joven rebelde casi abandonado por su madre y su padrastro, una mujer negra, la cocinera del colegio, madre de un joven fallecido en Vietnam. Ninguno está contento de estar allí, ninguno parece realmente contento de estar en ningún sitio. Y sin embargo, como es previsible, poco a poco se van acercando hasta convertirse temporalmente en algo así como una extraña familia.
Todo es puro clásico en la forma de contar esta película humanista que va desarrollándose en un ritmo lento, sereno, desde una mirada tranquila que va dejando que asomen pequeños filos pero sin siquiera rozar nunca el melodrama. Y así se ve y se disfruta.
Posiblemente se le pueda echar en cara la falta de riesgo a toda la historia, quizás el director alcanzase su zenit en Nebraska y Los que se quedan no llega a ese nivel, pero es muy muy buen cine, de ese que nos gusta ver y que nunca debería de haber dejado de hacerse.
Público
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