Italia 2024
Director.-
Tom Shakland. Giuseppe Capolondi. Laura Luchetti
Intérpretes.-
Kim rossi Stuart. Bebedetta Porcaroli. Deva Cassel. Saul Nanni. Paolo Calabresi. Francesco Colella. Astrid Meloni. Greta Esposito. Marcus Marcelli. Mario Patané. Romano Regianni.
Duración.-
6 capítulos. 60' C.U.
Es inevitable. Todos tenemos prejuicios cuando alguien se
atreve a versionar obras que para nosotros son icónicas. Si a eso le sumamos el
hecho de que, injustamente, no dejamos de considerar a las plataformas de
streaming como productoras en serie para el consumo, nos encontramos que cuando
Netflix se atreve a hacer una serie con Cien años de soledad o El Gatopardo, se
nos encienden todas las alarmas.
En este caso, la amenaza es doble: seguro que unos cuantos
hemos leído la inolvidable novela de Lampedusa, pero mucho más habrán visto la
grandiosa película de Visconti. Pues digámoslo ya: no, la serie no es
equiparable a ninguna de las dos, pero no por ello deja de ser un muy buen
producto televisivo.
La historia del Príncipe de Salina y su familia,
aristócratas sicilianos y casi dueños de toda la isla, durante la revolución
unificadora capitaneada por Garibaldi, es en verdad la crónica de un punto de
inflexión en el que, como se cita en la frase más famosa de esta obra “todo
tiene que cambiar para que todo siga igual”. Nos habla de la decadencia,
retratando una clase social acomodada e incapacitada para ser consciente de la
realidad frente a otra que ha sido capaz de aprender el valor de las cosas y de
eliminar los límites del decoro y la decencia que impedían el enriquecimiento
ilícito. Habla también de los ideales, del honor y de la tradición, pero
puestos ya a la misma altura que la codicia, la traición o la miseria moral.
La narración, la recuerdo en la novela, es rica y
meticulosa, siempre teñida de la nostalgia evocadora del cronista. Con ese
material, Visconti hizo un gran homenaje, una ópera grandiosa donde el Príncipe
representaba a esos hombres capaces de sostener sobre sus hombres el peso de
siglos de historia. La serie, por su propia esencia, puede desarrollar más algunos
personajes y algunas tramas y el nivel narrativo está muy conseguido. También la
fastuosidad necesaria para que el retrato sea completo. Sólo quizás echo de
menos la evocación que, eso sí, llega en el último capítulo, con la carga
emocional necesaria.
Personalmente tengo un problema sobre el que sé que soy
injusto: Kim Rossi Stuart hace un magnífico protagonista, pero tengo en el
recuerdo, la visión totémica de Burt Lancaster, su grandeza. Repito, es injusto
e incluso puede que sea sólo un juego de la memoria.
En definitiva, El Gatopardo es una serie excelente a la
altura del material de partida, evitemos las comparaciones y agradezcamos la
oportunidad de que un público masivo acceda a pasajes de la historia que, de
otro modo, permanecerían en la sombra.
Y dejemos de tener prejuicios, no valen para nada.
Público
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