España 2024
Andrés Roca Rey
Documental.
Cada película de Albert Serra es una obra singular, diferente a cualquier otra, con una entidad propia. El director es un creador total en toda la amplitud y la puridad del concepto.
Desde Honor de Cavalleria, esa lúcida y árida desmitificación del Quijote, me he convertido en un fiel. Siempre me ha sorprendido, siempre he terminado sus cintas en un agradecido estado de fascinación y reflexión. ¿Qué tienen en común La muerte de Luis XIV y Pacifiction? a un genio del audiovisual detrás.
Ahora se decide por una apuesta tan difícil como todas las demás, y además arriesgándose a valoraciones más allá de lo cinematográfico: un documental sobre el toreo ( esto lo matizaremos luego ).
Realmente, Serra una vez más, hace suyo el proyecto aunque eso suponga no adecuarse a la idiosincrasia del género: Tardes de soledad es, en principio, un documental, pero ni cuenta con una línea narrativa ni pretende ofrecer material para el conocimiento ni la reflexión.
Él es, por encima de todo un cineasta, y lo que creo que encuentra en el mundo del toreo, es material fascinante para intentar mostrarlo como nunca se había visto hasta ahora. Hay unas pocas imágenes en su hotel, especialmente relevante la ceremonia de ponerse el traje de luces, donde la masculinidad icónica del torero se muestra extrañamente frágil, algunos viajes en el interior del auto con su cuadrilla que sirven como transición y para aligerar la continuidad ( y donde yo percibo esa soledad de la que nos habla el título ), pero sobre todo hay lance en la plaza.
Y es ahí, en esa sucesión de duelos entre el toro y el hombre, bañados en sangre, donde la película se hace grande, muy grande. Hay dolor, hay sudor y miedo, está por supuesto toda la liturgia entre la consciencia del peligro y la superstición, y mucho mucho valor. Serra no nos hurta la crueldad animal y el sufrimiento pero parece imposible no sobrecogerse ante el heroísmo de un ser humano como cualquier otro enfrentándose al monstruo y, en maridaje con él, creando belleza. Tardes de soledad no está en el debate sino en la representación cinematográfica de una mitología.
Me pasó con las escenas de las olas en Pacifiction, pensé ¿como se puede filmar eso?. Pues bien, esa pregunta me la he estado haciendo en el ochenta por ciento del metraje de esta. No sé como se consigue esa cercanía, como se capta la furia, el sudor, el miedo, y como se consigue esa belleza brutal, absolutamente explícita.
Tardes de soledad puede ser polémica, y no es para todos los públicos, pero también es una de las propuestas más fascinantes desde el punto de vista audiovisual que podemos disfrutar en un cine. Y ahora a esperar, ansiosos, a la próxima propuesta de Serra que seguro, será diferente.
Público
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