Director.-
Lluis Pasqual
Intérpretes.-
Marcelo Subiotto. Paco Gorritz. Yanina Gruden. Alejandra Radano. Santiago Sirur. Elvira Onetto. Pablo Razuk. Nacho Gadano. Pablo Mariuzzi. Ignacio Sureda. Pata Echegoyen.Laa Bussalleu Martino.
Músicos.-
Shino Ohmaga. Germán Martínez. Ernestina Inverinato. Santiago Sirur
Supongo que cuando eres Lluis Pasqual y tienes la carrera teatral de Lluis Pasqual puedes permitirte cualquier cosa, no porque te hayas ganado ya el respeto del público y seas tú quien pueda permitirse no respetarlo, entiéndanme, sino porque sabes ( y no es soberbia ) que siempre le ofrecerás algo que merezca la pena.
De hecho, puedes coger una obra algo banal de un comediógrafo
italiano y convertirlo en un juguete cómico de boutique dotándolo de un atisbo
de alma. E incluso, añadirle un prólogo divertido ( que no sé si está escrito
también por De Filippo y recortado de otro sitio o es obra del propio director
).
Y además, puedes permitirte, ya que el espectáculo está
producido por el Teatro San Martín de Buenos Aires e interpretado por actores
argentinos, vestirlo de personalidad local.
Todo eso es esta propuesta de La Gran Ilusión.
El suelo del escenario está empapado de confeti, los
intérpretes actúan con la cara pintada de blanco y un tono de caricatura, el
vestuario es chillón, la iluminación circense, el movimiento danzarín y hay
canciones que sirven de transición, todo está impregnado con una italianización de tebeo. Todo se presenta como un gran guiñol.
Y aquí nos cuentan la historia de una función de magia de un
truhan buscavidas que termina convirtiéndose en una excusa para que el Sr de
Espetta, escéptico aristócrata millonario, termine superando las contrariedades de su vida
en la decisión, consciente o inconsciente, de vivir en una ilusión.
El texto y la representación apuntan más a la comicidad que
a la coherencia, por mucho que en su final opten por una ternura más humana. Y
el objetivo está definido desde el principio. Desde ese punto de vista, la
función es brillante. Lo importante no son tanto los materiales como el
resultado, y este se compone de algunas carcajadas, una sonrisa constante y
muchos aplausos al final.
La Gran Ilusión no es una propuesta menor por mucho que su
tono no guste a los puristas. Es teatro que tiene en cuenta al público como primer
objetivo, y les ofrece un espectáculo completo para que pasen dos horas de su
vida y se diviertan. Y parece que este lo ha entendido: entradas agotadas. Y yo, que me alegro.
Público
Comentarios