Seix Barral
700 páginas
Disponible en ebook.
Ignacio Martínez de Pisón me parece un magnífico narrador.
Un novelista de raza, de esos que se enfrentan a grandes historias desde la
pasión y la meticulosidad. Las obras suyas que conozco, valen como crónicas de
una España que, desde la segunda mitad del siglo XX intentaba madurar superando
los tiempos más oscuros, para ponerse a la altura del resto de países europeos.
Quizás la más conseguida sea El día de mañana.
Ahora da un paso más hacia atrás. Con Castillos de fuego nos
situamos en los años posteriores a la Guerra Civil, y con un certero uso de la
elipsis, recorreremos cinco años con un conjunto plural de personajes que
representan los múltiples destinos que produjo la contienda.
Una vez más, Martínez de Pisón es perfecto en sus
descripciones y preciso a la hora de dibujar a sus personajes. En la primera de
las cuatro partes que componen la pieza, existe un perfecto equilibrio entre
las diferentes historias apuntadas, recordando, con un estilo galdosiano, a La
Colmena de Cela.
El problema sea posiblemente la ambición. A partir de ahí,
la narración se va decantando por las líneas que, consecuentemente, irán
definiéndose más: el idealismo de los miembros del Partido Comunista frente al
pragmatismo de los dirigentes del mismo y la crueldad de aquellos que sólo en
la entrega absoluta veían posibilidades de medrar. Pero en el camino se han
apuntado muchas otras cosas, que por un lado se quedan descolgadas y por otro,
como el follaje, impiden que la historia central tenga la densidad suficiente
para adquirir la grandeza necesaria.
De todas maneras, el conjunto ofrece un fresco amplio y
lleno de detalles de los primeros años del franquismo, al que quizás se podría
haber podado algún aspecto folletinesco o melodramático, pero nos encontramos
sin duda ante una obra importante que, personalmente, pongo por delante de
otras más reconocidas sobre la misma temática, como la larga saga de Almudena
Grandes.
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