España 2022
Carla Quilez. Ángela Cervantes. Pepe Lorente. Rubén Martínez. Neus Pamiés. Olga Hueso. Jordán Dumes. Claudia Dalmau.
Hace no mucho, comentaba aquí otra de las películas que han hecho de 2022 el mejor año del cine español, El Agua. En ella, el escenario era un bar de carretera donde una madre, sola y joven, intentaba educar a una hija rebelde al margen de los prejuicios sobre su familia. En una entrevista, la directora hacía mención a la deuda de su película con Jamón, Jamón, como si aquella niña que interpretaba Penélope Cruz, hubiese crecido sin poder abandonar su entorno pero intentando que su hija no cometiese los mismos errores. La Maternal se mueve en un escenario similar, los personajes principales son también una madre y una hija y, bonito homenaje, igual que en El Agua, la madre se llama Penélope.
Me cuesta creer que sea una coincidencia inconsciente, creo
que, aunque el desarrollo sea totalmente diferente, las dos películas beben de
la necesidad de hablar de esas niñas que se ven obligadas a crecer en tierra de
nadie, lugares de tránsito que siguen existiendo en la España vacía y, desde el
realismo, ofrecerles al menos un atisbo de futuro. Una lo hace con la ruptura
de una maldición ancestral, la otra con la sonrisa de un amigo.
Porque si El Agua optaba por un nivel onírico en la
narración, La Maternal utiliza un nivel realista casi documental para contarnos
la historia de Carla, o más bien un acontecimiento que cambiará su vida: su
embarazo con apenas catorce años y, con ello, el descubrimiento de la amistad,
pero también de la responsabilidad y la madurez.
Lo más importante no está en los puntos clave que Pilar
Palomero se salta: ni en el anuncio de su estado, ni en la decisión de traslado
al centro, ni siquiera en el parto, lo que realmente le interesa a la
directora, y consigue que nos interese a nosotros, son las relaciones de esta
niña que aun lo es, con sus compañeras de centro, con la autoridad de sus
tutores y especialmente con su madre. Es ahí donde nos vemos sobrepasados por
la delicada humanidad de la propuesta y la sensibilidad con la que se nos
cuenta. La Maternal derrocha detalles pequeños, miradas y dudas.
Habrá que esperar un poco para ver si Carla Quilez es
realmente la actriz natural que parece. En esta ocasión, es imposible no creérsela
en su inseguridad, su necesidad de amor y su furia. Imposible no quererla
aunque cueste. Ella es el centro, el peso de toda la narración, y nos atrapa
desde el primer segundo.
Por eso, nos causa desazón el final, porque sabemos que,
aunque tenga una sonrisa, el futuro de esta niña mujer, y también de quienes le
rodean, es muy difícil. Que a pesar de que geográficamente no esté tan lejos,
ella y nosotros vivimos en otro planeta, y en el nuestro todo es mucho más
fácil.
Esta es una de las muchas cosas que nos enseña esta
magnífica y sentida película que nos apasiona y, en muchos momentos, nos deja sonreír.
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Público
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