170 páginas
Disponible en ebook
Simenon era uno de los novelistas preferidos de mi padre. Intentó compartirlo. Yo en esos años estaba abducido por los crímenes de Agatha Christie y, ante la agilidad y el brillo de la inglesa, la narrativa del francés me parecía lenta y profunda. Aún así, leí algunas de las historias de Maigret sin que me aburriesen demasiado.
Ha pasado el tiempo. Y supongo que los años nos dan, entre otras cosas, otra forma de lectura. No sé muy bien porqué me apeteció volver.
Para empezar, y esto es sólo anecdótico, mi idea de las obras de Simenon era un escenario oscuro, gris, otoñal y francés. En la novela que he elegido para el retorno, me encuentro en la frontera entre México y EEUU y el detective no está.
Pero más allá de esta novedad, me encuentro con una novela que me atrapa desde el primer momento.
P.M. es un hombre con pasado que ha conseguido incorporarse a la frívola sociedad de rancheros que habita el territorio fronterizo, gracias a su matrimonio con una viuda rica. Apenas quedan recuerdos de su origen humilde hasta que su hermano, fugado de prisión, acude a pedirle ayuda.
La historia que sucede en apenas dos días tiene las connotaciones de un relato bíblico, pero lo que más me atrae es el retrato amplio y claro de una comunidad tan deleznable como autodestructiva.
Y sí, tiene otra profundidad más allá de la habitual novela negra como también la tienen, por ejemplo, Patricia Highsmith o Mankell. Ellos sí asumen el género como un viaje a la oscuridad que parece habitar en todo ser humano, y que sólo precisa de circunstancias extremas para hacerse visible.
En sólo 170 páginas, un relato potente, eficaz y apasionante. Decididamente, como en tantas cosas, mi padre tenía razón. Más vale tarde....
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Público
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