Documental/ ficción.
Con la intervención de:
Candela Recio. Pablo Hoyos. Silvio Aguilar. Pablo Gavira. Claudia Casado. Marta Navarro. Roy Michelle Pinzaru. Javier Sánchez.
La juventud es un estado tan maravilloso como poco valorado desde dentro. Cuantas veces en esos años, escuchamos a nuestros mayores animándonos a disfrutar y recordándonos que será la mejor etapa de nuestra vida, y que poco les creemos hasta que ya ha pasado. Quizás el lugar donde siempre tienen que terminar, sea la nostalgia. Su punto final. Pero si esa nostalgia no es una nostalgia triste sino iluminada, el recorrido habrá sido el adecuado, de aprendizaje y de camino a la madurez.
Que difícil captar la fugacidad intensa de esos años, su vitalidad irresponsable, la inocencia con su pequeña dosis de soberbia, su ignorancia atrevida. La belleza de todo esto.
Jonás Trueba es un cineasta con mucha herencia, tanto literaria como cinematográfica, pero además tiene una personalidad muy marcada. Conozco Los exiliados románticos y La virgen de agosto, dos muestras de un talento singular, cercano y empapado de romanticismo y ganas de contar historias, películas nuevas, frescas, inteligentes. Pero Quien lo impide es otra cosa.
La ambición de la propuesta nace en, como decía al principio, la dificultad de captar la esencia de la juventud, pero se refrenda en ciertas magnitudes: cinco años de rodaje y más de tres horas de duración. En ese tiempo, el director se acerca a un extenso grupo de jóvenes, desde sus quince a sus casi veinte años, los acompaña en sus obligaciones en el instituto, en sus salidas, sus fiestas. Apenas conocemos nada de sus familias, ellos son el centro y esto no es un reality.
Los recursos son múltiples. Hay confesiones y diálogos a la cámara, hay reflexión, discusiones en grupo, y también hay narraciones que, como pequeños cuentos, vemos al tiempo que se nos cuentan. Conocemos así el desarrollo de las amistades, el primer amor, el descubrimiento de la soledad, la incomodidad del desconcierto.... En definitiva, conocemos esas vidas, y tengo que decir que, lo que más me emociona de esta cinta, lo que me hace entregarme y seguirla apasionado es la verdad que hay dentro, que hay muchas escenas, como esos besos en el campo, en que percibo toda la carga de sinceridad de lo filmado y tengo la sensación de estar contemplando casi un milagro.
Es difícil conseguir integrar la universalidad de lo que se cuenta con la personalización del entorno, hacer válido el mensaje al tiempo que se recuerda que hay referencias locales. Lo consigue Trueba integrando referencias como la manifestación contra la Lomce, las primeras elecciones a las que acuden, y por supuesto la pandemia.
Con todo esto, se dibuja un mapa plural, extenso y completo. Se siente. Nos llega con fuerza y nos imprime ilusión y ternura. Y, como planteaba al principio, ilumina esa nostalgia. La disfruto, sí, pero a otro nivel, una experiencia que me llena, me hace pensar, me abraza.
Hoy se entregan los Premios Goya. Quien lo impide compite en la categoría documental. Creo que es de las mejores películas ( no sólo españolas ) de los últimos años. Tampoco suelen acceder a las categorías principales directores como José Luis Guerin o Isaki Lacuesta. Aun así, son parte de la producción nacional. La hacen grande y diferente. Los reconocimientos que no reciban ahora los recibirán con el tiempo. Seguro.
Gracias Jonás Trueba. Esto es grande.
Público
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