USA 2020
Nicole Baharie. Alexis Chikaeze. Lori Hayes. Kendrick Sampson. Adam Donaghey. Akron Watson. Maecur M Mauldin. Liz Mikel. Margaret Sánchez
Desde que Sundance nació, como festival para dar a conocer el cine independiente, se ha convertido en una plataforma de nivel internacional, para oportunidades a cintas que, de otro modo, tendrían difícil su distribución. Gracias a ello, por ejemplo este pasado año, Minari se convirtió en una de las nominadas a los Oscar, con una carrera fulgurante.
Si bien el concepto de cine independiente ha cambiado desde que nos sorprendieron directores como Jim Jarsmuch, lo cierto es que por lo general se trata de obras que reúnen humildad, riesgo, sinceridad, aunque por supuesto, el resultado no es siempre el mismo, si existe una intención común: la de poner en valor el verdadero talento por encima de otras consideraciones.
Este año, la pandemia ha hecho que muchos grandes estrenos se aplazasen, dejando paso a un cine más modesto. Además, la necesidad de las plataformas digitales de ampliar sus contenidos, ofrece más oportunidades. Así hemos podido disfrutar en cines de las magníficas Nunca, casi nunca, a veces, siempre y Sin señas particulares y en plataforma de la divertida y lúcida Palm Springs, esta que nos ocupa y muchas más.
El caso es que Miss Juneteenth puede incluirse en el grupo de películas modestas y sinceras en que el director utiliza su propia memoria para contar una historia que posiblemente también le resulte cercana. Turquoise es una madre joven, muy trabajadora y siempre al borde de la precariedad. Hace tiempo fue reina de la belleza pero un embarazo temprano imposibilitó que aprovechara las oportunidades que le ofrecía ese triunfo.
Ahora, muchos años después, intentará que sea su hija la que se alce victoriosa pero que lo haga para salir adelante sin repetir su error. Para ello hará cualquier sacrificio, sin importarle la poca ayuda que recibe del padre de la chica.
La historia habla de los sueños pendientes y de la imposibilidad de cumplirlos a través de otros, pero también de la oportunidad, siempre, de comenzar de nuevo, y de que los errores envueltos en amor, siempre unen más que separar. Porque Miss Juneteenth es una película habitada por una pequeña luz interior, cálida y delicada. Pequeña, sin que eso sea negativo.
Antes decía que estaba seguro de que había mucho de personal en esta historia, y es difícil pensar que alguien pudiera captar con tanta verdad el brillo y el color de esta comunidad, su exitismo, su cercanía, su identidad. Ese es otro de los valores de esta propuesta.
Me gusta este tipo de cine, la verdad es que me gusta todo tipo de cine que tenga inteligencia y corazón. Que suerte que los nuevo tiempos nos permitan ver tanto. Pero repito una vez más: sin abandonar nunca las salas.
Público
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