NOVELA: OHIO de Stephen Markley

Alianza Editorial
590 páginas
Disponible en ebook.

Posiblemente no exista Nueva Canaan pero sí lugares que se parecen mucho.
En el estado de Ohio, en otros estados americanos y en muchas otras zonas geográficas del mundo.
Y posiblemente los personajes que protagonizan esta novela no sean reales, pero sí muchos otros casi idénticos en sus pequeñas historias, en sus miserias y en sus heroicidades cotidianas.
Ohio nos habla de una ciudad, pequeña ciudad, como cualquier otra, donde nacen, crecen y viven seres humanos con un aparente futuro dentro de unos cánones convencionales.
Pero el mundo cambia.
El 11 M y la Guerra de Irak funciona como detonante, como percutor contundente del cambio a través del miedo, pero no es, creo, más que un indicador que viene para marcar un antes y un después.
Porque la desesperanza había comenzado mucho antes.
Por un lado, sin duda, están los factores económicos, la deslocalización, la pérdida de entidad de esas localidades que tienen poco soporte y no tienen red para no convertirse en ciudades fantasmas que convierten a sus aspirantes en espectros.
Pero por otro, son también un reflejo de la falta de valores, de un mal entendimiento de un estado de bienestar definido sólo por aspectos materiales. En este sentido, los personajes de Ohio serían los descendientes bastardos de Los Maple, ese ejemplo de matrimonio fallido y superficial, signo de una era, que tan bien dibujó Updike y que aquí comentaba la semana pasada.
Si no apuntalamos con formación y valores el desarrollo de nuestra sociedad, nos arrasará cualquier crisis.
Por eso Ohio habla también del paso del tiempo, del no futuro. De la muerte de las esperanzas y de la realidad que siempre se impone. Del dolor.
Esta crítica feroz pero didáctica, que no deberíamos limitar a la sociedad americana, sino asumirla como algo más universal. la estructura Markley es un importante y elaborado artefacto narrativo con un lenguaje potente, de una belleza cruel y precisa.
Todo comienza con un pasaje heroico y muy reconocible: el desfile que se organiza en la localidad para homenajear a un soldado muerto. Sin embargo, todo lo que viene después, parece tener como objetivo hacer trizas esa imagen.
Habrán pasado diez años y el autor nos ofrece cuatro largos capítulos, casi cuatro novelas con cuatro personajes del pasado en una misma noche.
Nueva Canaan es un territorio que tiene los rasgos reconocibles del entorno que ante he descrito, pero también el aura fantasmal de un Macondo o de los territorios donde caminaba Pedro Páramo. Esa noche de coincidencias y encuentros, podría ser un sueño de todos ellos, una ceremonia de un dios profano que quiere que se ajusten las cuentas.
Son muchas las influencias que se reconocen en el texto y que el autor ordena y asume. También tengo que decir que hacía tiempo que un autor americano no me recordaba a clásicos como Steinbeck en su capacidad para enebrar historias y trasladarlas al papel.
La coda final, que da sentido a todo, convierte esta historia en un relato de crueldad y venganzas. En una tragedia que nos recuerda que no sólo son los personajes mitológicos quienes pueden alcanzar la grandeza del dolor.
Narrar la miseria es una empresa gris, pero no por ello deja de ofrecer obras tan importantes como esta.
Ohio es una novela importante, tanto desde sus muchos valores literarios como en su función de crónica y crítica social, pero también ofrece el perfil íntimo de sus personajes, el alma de unas seres humanos que comparten muchas veces lugares comunes con nosotros. Porque todos hemos tenido miedo alguna vez mirando al futuro, y todos alguna vez, desde allí, hemos dudado sobre si era este el lugar al que queríamos llegar.
Ohio es un lugar para la reflexión
Que no nos aleje de sus páginas su oscuridad. Asumirla es también una forma de encontrar la luz.

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