Noruega 2025
Renate Reinsve. Stellan Skarsgard. Inga Ibsdotter Lileeas. Anders Danieldsen. Cory Michael Smith. Lena Endre. Catherine Cohen. Jasper Christensen. Pia Borgli.
La familia siempre ha sido territorio para grandes dramas en
los países fríos del norte de Europa, desde el teatro de Ibsen al cine de
Bergman, hemos asistido a reproches y fracasos, la fragilidad de unos, el mal
amar de otros, y siempre, por encima de todo, el verdadero drama: la necesidad
de mantener unas relaciones lastradas por la su capacidad de dañar
profundamente.
De todo esto bebe Valor Sentimental. Los tres principales
protagonistas son dos hermanas de diferentes perfiles , una con su propia
familia perfectamente estructurada, la otra, actriz ligeramente paranoica y con
la inseguridad tópica de su profesión, y el padre de ambas, un director de cine
con un proyecto nuevo tras quince años alejado de la ficción, muy relacionado
con su propia historia y la de sus hijas. De hecho, el cuarto personaje es sin
duda la casa familiar, herencia de generaciones anteriores y escenario de sus
vidas.
Hay varias cosas que apreciar en la película de Trier. La
primera es la contención. La historia en ningún momento grita ni engrandece el
drama, sino que opta por una representación más realista, centrada en los
detalles, los gestos y los silencios. La segunda es su apuesta por un público
inteligente al que no le hacen falta subrayados, y al que facilita los datos
necesarios para que, la historia que construyan, sea propia.
Además el director tampoco lo pone fácil visualmente. Junto
a algunas bellas imágenes y una cálida voz en off, la música juega entre
preciosos momentos íntimos y agresivas intromisiones, y los cortes entre
escenas sorprenden por su brusquedad. Quizás con esta caligrafía, pretende
destacar el rostro de los actores, con una cámara absolutamente transparente a
la hora de perseguir sus gestos. Estos le responden en estado de gracia, tanto
los tres protagonistas como quienes les secundan ( un regalo ver a Lena Endre,
a quien nunca olvidaré como la columna vertebral de Infiel ). Ellos hacen que
Valor Sentimental alcance a ser lo que el director se propone: un retrato de
esas relaciones que, como decía al inicio, nos atarán toda la vida, a veces con
sogas que duelen, pero que siempre necesitamos como adictos.
Este año, el cine nos está dando algunas sorpresas, y no lo
digo tanto por las películas en si como por su éxito. Que Los Domingos se haya
convertido en la cinta española del año es tan inesperado como que esta esté
llenando salas. Personalmente me alegra mucho. Y no seré yo quien apueste por
la continua trascendencia. Valor Sentimental es una aventura íntima, una
historia grande hecha de cosas pequeñas y donde no es extraño encontrarse.

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