CINE: BLUE MOON de Richard Linklater

 

USA 2025

Ethan Hawke. Margaret Qualley. Andrew Scott. Booby Cannavale. Simon Delaney. Patrick Kennedy. Gilles Surridge

Será por empatía pero creo que a todos nos gustan los perdedores, especialmente aquellos que no merecen serlo por su genialidad y su inteligencia y que, sin embargo, han sido penalizados por su intransigencia intelectual u otras adicciones.

Lorenz Hart era uno de los letristas más reputados de la época dorada de los musicales en Broadway. Un hombre difícil, fue impulsor de muchos otros artistas, especialmente de Richard Rodgers con quien creo multitud de canciones y muchas obras de éxito. Sin embargo, su alcoholismo, su falta de disciplina y su sexualidad confusa y platónica, terminaron orillándolo al margen.

Linklater nos ofrece la narración de la noche en que Rodgers triunfa por primera vez con otro colaborador, Oscar Hammerstein, formando una nueva relación que anunciaría el inicio del fin del estrellato de Hart. Es la constatación de la derrota, en una desesperada carrera hacia adelante en la que nuestro protagonista se mueve entre la sinceridad crítica y la adulación culpable, y donde también tendrá que enfrentarse a la realidad de no ser querido como le gustaría. En definitiva, una noche en la que se enfrentará a si mismo. Fallecería seis meses después, a los 48 años.

El guion, muy teatral, me recuerda a obras clásicas del teatro americano, preferentemente a O'Neill, y está lleno de matices y de ocasiones para lucimiento de sus intérpretes. Ethan Hawke hace más que actuar, creo que se le ofrece el papel de su vida y lo aprovecha en un maridaje perfecto entre la técnica y la emoción. A su lado, Andrew Scott roza la perfección, Qualey está encantadora y el resto de secundarios, liderado por Cannavale, son un magnífico acompañamiento.

He salido de Blue Moon absolutamente encantado y enamorado. Linklater utiliza generalmente el tiempo como motor de sus películas y aquí se materializa en nostalgia de una ápoca dorada, que por supuesto yo no he vivido pero que sí me ha fascinado desde películas, música u otros reflejos de entonces. El director nos lleva allí, nos deja contemplar las luces y las sombras. Y ya que a él también le producen ternura los perdedores, trata a Hart con infinita ternura. La película es tristemente encantadora, llena de corazón y de cine, y de esa extraña hermosura que aparece cuando se nos invita a abrazar a almas doloridas, que renunciarían a toda su genialidad por un amor verdadero.

Público

Comentarios