350 páginas
Disponible en ebook.
Es imposible en el inicio de Tierra de Empusas no sentir que
estamos regresando a La Montaña Mágica, la inolvidable novela de Thomas Mann Todo
comienza, igual que en aquella, con un joven enfermo de tuberculosis, acudiendo
a un hospital en las montañas de cara a pasar una larga temporada que
posibilite su curación.
También el tono inicial, lento, meticuloso y melancólico,
marida con el recuerdo que tengo del clásico. Sin embargo, mi memoria está
compuesta sobre todo de sensaciones y, si bien es cierto que cuando pienso en
la obra de Mann pienso en un relato largo y sereno, no puedo asegurar que mi
comparación sea adecuada. Pero creo que, manteniendo lugares comunes, Tokarczuk
se separa del maestro ha medida que avanza en la narración.
El protagonista se aloja en una pensión de caballeros, y
pronto se verá inmerso en una camaradería que atrae y repele su ambigua
naturaleza. Allí formará parte, mayormente como oyente, de conversaciones variadas y siempre inconclusas, sobre temas variados como la posibilidad de que estalle la guerra, la inteligencia de las mujeres, la existencia de lo divino....Mientras tanto, a su alrededor, van materializándose signos de
inquietud difícilmente interpretables.
La autora, reitera su peso en la importancia de la
naturaleza y del espíritu femenino, al tiempo que traza un retrato histórico de
Centroeuropa cruel, insinuando que quizás su aparente civilización
aristocrática sólo sea el disfraz de un alma tribal y atávica que podría servir
para entender el presente.
La prosa es hermosa y densa, nos abraza de una manera que en
muchas ocasiones me he visto caminando sin rumbo por las páginas y he tenido
que volver sobre mis pasos para entender la letra y no sólo dejarme llevar por la música. Además tiene una característica que siempre me gusta y es su valentía ante los silencios, algo que creo que siempre genera una relación de inteligencia y confianza entre autor y lector.
Todo es envolvente en este relato que puede ser una crónica histórica, una reflexión sobre la identidad masculina, incluso un cuento de terror. Pero elijamos lo que elijamos Tokarczuk siempre consigue hacerlo singular, cálido, extrañamente hermoso y tan acogedor como puede ser un libro.
Público
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