NOVELA: LAS BUENAS NOCHES de Isaac Rosa

 

Seix Barral

250 páginas

Disponible en ebook

Hay dos novelas de Isaac Rosa que me parecen magníficas y singulares, dos ejercicios intelectuales de narración sorprendentemente integrada en la reflexión y el ensayo. 

Tanto en La mano invisible como en La habitación oscura, la idea de partida se presenta como campo de análisis en el desorden moral y el desconcierto de nuestra sociedad, bien en lo que se refiere al trabajo ( primer caso ) o a la necesidad de contacto humano desde la soledad del día a día ( segundo caso ). En ambos, el protagonista es el ser humano, frágil, frente a la dureza del sistema.

Lo sorprendente es que el autor consigue que, lo que podría quedarse estancado en la idea primigenia, por muy ocurrente que esta sea, se desarrolle hasta conformar una novela, en ambos casos tan sorprendente como apasionante.

Creo que, sin querer sonar pedante, lo que hace Rosa podría ser algo así como ingeniería literaria.

En Las buenas noches lo consigue de nuevo. La idea es aquí, de nuevo el ser humano, frágil como siempre, atenazado por la imposibilidad de conciliar el sueño, en definitiva, de descansar. De nuevo el hombre solo, de nuevo el entorno como lugar hostil, de nuevo el peso de todo aquello que amenaza su camino hacia la felicidad que, a medida que avanzamos, va ampliando su alcance desde lo más particular e íntimo hasta lo estructural y sistémico.

A partir de ahí, el libro se bifurca en dos. 

Una de las partes está compuesta por esa reflexión, ese ensayo que comienza en lugares de todos conocidos ( no hay quien no haya pasado alguna vez por la desesperación de las noches en vela ), para terminar mostrando la práctica imposibilidad de vivir tranquilo en esta sociedad, aderezado con pequeñas historias en ocasiones tan atractivas y originales como la del movimiento creado a partir de una sábana en la ventana. Nos identificamos, nos descubrimos, nos sorprendemos y nos hace pensar.

La otra, nos regala una singular historia, posiblemente de amor, entre dos no durmientes, dos almas perdidas, maridadas por la coincidencia y que construirán un pequeño mundo propio, de cristal, que Rosa consigue hacer avanzar a pesar de su aparente estatismo.

Y en general, de nuevo, este es otro de los logros del autor, conseguir que ese material componga un conjunto apasionante

La obra de Isaac Rosa es un cuerpo singular y siempre comprometido. Al contrario de otros activistas literarios como Belén Gopegui, es más ambicioso al pegarse menos a la ideología pero además no descuida el nivel narrativo, dándole la misma importancia que al resto. 

El resultado generalmente es bueno, y en ocasiones, como esta, excelente.

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