Joana Santos. Inés Vaz. Neil Leiper. Leah MacRae. Piotr Sikora. Itxaso Moreno. Jake McGarry
Hace muchos años, en mi época de estudiante ( muchísimos, sí ) recuerdo que me impacto un documental en TVE que se titulaba, si mal no recuerdo, algo así como "Soy un eslabón de una cadena". En él, años ochenta, se mostraba una fábrica en la que el trabajo de algunos obreros se limitaba a acciones mecánicas y eternamente repetitivas, necesarias para que la cadena de producción no se detuviese.
Las cosas se supone que han cambiado. Conceptos como bienestar y productividad se combinan. Por supuesto la conciliación es un mandamiento capital.
De todas maneras no podemos movernos en la ingenuidad, independientemente de la utilización política que pueda hacerse de ese entorno, tenemos que ser conscientes de que la precariedad existe, y de eso habla On falling, pero creo que lo que convierte la película de Laura Carreira en algo diferente a lo que hasta ahora nos han contado, es que no sólo habla de la precariedad laboral y económica sino también de la emocional.
Aurora es una inmigrante portuguesa en Escocia, que ejerce de "picker" en un gran almacén. Su trabajo no sólo no ofrece ningún tipo de motivación sino que además obliga a muchas horas en solitario sin poder hablar con nadie, comparte un piso con otras personas en su misma situación y su salario es tan ajustado que un incidente con su teléfono móvil la obligará a comportamientos que rozan lo miserable. Pero creo que eso no es lo peor.
Porque creo que lo que realmente convierte a Aurora en una víctima es su absoluta soledad, su falta de vida al margen de la supervivencia, que su ansia por conseguir amigos y por salir de su encierro sólo se materialice en errores y fracaso. Aurora no cuenta con nadie, más allá de las migajas de solidaridad y simpatía a las que se agarra, y eso la convierte en un ser humano prescindible, totalmente desprotegido y que irá perdiendo su entidad. Hasta el punto de no ser capaz de describir quien es ni que le gusta.
Quizás la verdadera tragedia de estas personas que viven como Aurora y que seguramente existen a nuestro alrededor, es precisamente que sus derrotas no lleguen a tener la grandeza de la tragedia y se queden en meros dramas, en ocasiones patéticos, que no impiden que la vida continúe. O tal vez ese sea precisamente lo que queda de esperanza. No lo sé.
Carreira, ayudada por una interpretación absolutamente veraz de Joana Santos, nos cuenta todo esto, desde una sobriedad delicada que en ningún caso subraya lo que no necesita de negritas. Con meticulosidad y una utilización inteligente del detalle. Sin rabia, sin odio y, sobre todo, con mucho amor, sin juzgar a nadie. Es un cine necesario pero, sobre todo, absolutamente sincero. Y lo más sorprendente: resulta emocionalmente apasionante.
Cine pequeño que es grande y que nunca debería perderse entre los grandes estrenos.
Público.
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