Director.-
Noah Hawley. Dana Gonzales. Ugla Hauskdottir.
Intérpretes.-
Sidney Chandler. Alex Lawder. Essie Davis. Samuel Benklin. Babou Caesay. Adarsh Gourav. Erana James. Lily Newmark. Jonathan Ajayi. David Rysdahl. Diem Camille. Moe Bar El. ASdrian Edmonson. Timothy Olipant.
Duración.-
8 capítulos. 50' C.U.
Disney +
Soy seguidor del universo Alien desde los inicios, y al margen de mi interés por su contenido, me interesa el desarrollo que ha tenido la franquicia.
Desde que Ridley Scott dirigió su cuento de terror espacial, casi creador de un género, pocos podríamos imaginar que el monstruo iba a sobrevivir más de cuatro décadas. La verdad es que el concepto era fascinante: una especie alienígena que funciona como un parásito depredador de posibilidades infinitas y una corporación que aspira as controlarla y aprender de sus capacidades, aunque para ello hagan falta sacrificios humanos.
Aliens, la segunda entrega que llegó muchos años después, se convirtió en un hito. Una magnífica continuación con personalidad propia y mucho de aventura. La tercera, muy oscura, en mi caso ganó con un segundo visionado. Y de la cuarta casi no tengo recuerdo. Por la saga habían pasado directores del calado de Fincher o Cameron.
Años después, el propio Scott decide retomar la historia con Prometheus, un planteamiento con un comienzo prometedor pero que se enreda en aspectos existenciales que confunden la narrativa, y luego llega Alien Covenant, para mi el punto más bajo de la colección, confusa, pesada y desenfocada. De pronto, la serie de terror cósmico y aventuras espaciales, pretendía convertirse en un tratado sobre la esencia del ser humano y la partícula de Dios.
Por suerte, Alien Romulus nos devolvía al origen, y, sin ser una excelente película, si era un producto muy entretenido que nos recordaba el camino del que nunca se debía de haber apartado.
Ahora ha llegado en forma de serie Alien Earth, ocho capítulos en los que, en un futuro distópico, la criatura a la que tanto tememos, llega a nuestro planeta acompañado de otros especímenes igual de mortíferos, en una nave científica por la que pelearan dos grandes corporaciones.
Mucho presupuesto, una magnífica producción, pero no funciona. La propuesta se compone de dos líneas que no terminan de encajar. En una, un millonario obsesionado con Peter Pan, cuenta con su grupo de niños perdidos como juguete, olvidando que incluso un robot puede tener alma. En la otra están nuestros bichos. Uno de los problemas es que a los guionistas les interesa más la primera línea y a nosotros no. Volvemos a jugar a la metafísica filosófica cuando lo que buscamos es puro entretenimiento, y así el alien se convierte en un elemento secundario en su propia serie. Lo peor de todo: aburre.
La propuesta se me ha hecho larga a medida que veía la historia girar de un lado a otro y superaba los infantiles debates que pretende plantear.
Alien se ha desencaminado otra vez. Esperemos que Romulus haya sido un rayo de esperanza y que esta serie quede como un error superado. Yo sigo recordando mi fascinación por ese monstruo capaz de superar como depredador a cualquier criatura que el ser humano pudiera imaginar. Quiero volver a verlo tanto como lo temo, pero no necesito que me haga pensar.
Público
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