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Las dictaduras más duras, expanden su veneno mucho tiempo después de haber desaparecido. Aquellos que gozaron de un poder omnímodo sobre la vida de otros seres humanos, que probaron la sangre ajena, siempre tendrán en su interior un asesino, incluso cuando consigan integrarse falsamente en otra sociedad.
De eso nos habla El tango de los asesinos. Su trama bebe del caos político argentino posterior al Peronismo, con la existencia de grupos revolucionarios y terroristas como los Montoneros y la Triple A. Con ese material construye un thriller eficaz que se sitúa, muchos años después, en España, desde los recuerdos de víctimas y verdugos.
Manrique estructura una trama ordenada a la que tal vez le falte dar mayor entidad a sus personajes para pasar de entretener a apasionar.
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