NOVELA: PERLA de Sian Hughes

 

Sajalín Editores

250 páginas

En ocasiones, cuando leo una novela escrita por mujeres y explorando su intimidad, tengo la sensación de que me estoy perdiendo algo, me ocurre especialmente cuando la temática gira alrededor de la maternidad. En esos casos de todas maneras soy capaz de apreciar la obra desde cierta distancia. Con Perla, sin embargo, presiento que es una decisión consciente en la escritura de Hughes.

La historia nos habla de la desaparición voluntaria de una madre, sin dejar rastro. Y la cuenta su hija cuando, a su vez, ya es una madre también. Desde la incertidumbre de los recuerdos infantiles, nos dibuja a una persona con un pie en un mundo de fantasía y alejada de lo convencional, y, a partir de su pérdida, nos describe las ondas expansivas de su desaparición, en la economía doméstica, en su educación y su desarrollo y en la de su hermano, en la vida de su padre, en la necesidad de un nuevo hogar y, sobre todo, en esa muesca invisible que, como una ligera maldición de cuento de hadas, parece transmitirse de madres a hijas.

Tengo la sensación de que este libro tiene mucho de exorcismo personal y, tal vez por ello, maneja con pudor algunos de los temas que trata, especialmente los más dolorosos que serían los relacionados con la salud mental. También encuentro algún punto desequilibrado, probablemente por el interés de la autora en darle un peso que posiblemente no tenga en la narración.

Da igual. Perla es imperfecta pero muy hermosa. Es una voz generosa con un lenguaje muy literario y evocador que nos permite asomarnos a visiones muy ricas de la infancia y su peso dentro de las personas en las que luego nos convertiremos. Y además, supone un ejercicio lúcido sobre la realidad que supone la memoria.

Francamente, espero que esta primera novela de su autora pronto deje de ser la única, estoy seguro de que tiene muchas cosas que contar y de que, de nuevo, nos envolverá con su forma de contarlas.

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