TEATRO: UN TRANVÍA LLAMADO DESEO de Tenesse Williams



Director.-
David Serrano.

Intérpretes.-
Nathalie Poza. Pablo Derqui. María Vázquez. Jorge Usón. Carmen Barrantes. Rómulo Assereto. Mario Alonso. Carlos Carracedo.

Siempre he dependido de la bondad de los desconocidos. Esa es la frase con la que la herida Blanche Du Bois se despide de los espectadores que hemos contemplado su drama, que hemos asistido a su dolor y hemos intentado comprenderla. 

Creo que Blanche es uno de esos personajes que van más allá del papel o el escenario, alguien tan complejo que es imposible no pensar que detrás hay un ser humano, real. Y  Williams nos la presenta en una obra que, como la mayoría de las suyas, tiene una arquitectura teatral perfecta.

¿Cuantas veces podemos disfrutar de algunos clásicos? probablemente muchas. Yo recuerdo una Blanche magnífica de Ana Marzoa hace unos años, y otra de Gilliam Amstrong que me gustó bastante menos. Ahora, David Serrano en el Teatro Español, nos ofrece una nueva oportunidad, y lo primero que hay que agradecerle es que lo haga invitándonos a un hecho teatral, pleno, de los de antes: en tiempos de prisas y recortes, el director opta por una versión pura a la que no le importa durar casi tres horas y contar con un intermedio (¿hace cuanto no vemos uno en un teatro?); eso nos habla de acontecimiento, de texto amplio, de producción potente, de velada tras la cual, nos iremos a cenar para comentar la obra. Sé que suena antiguo pero yo a veces lo echo de menos.

Dicho esto, entremos ya en esta representación.
Nos encontramos en un escenario abigarrado, con los colores y la luz adecuados, con la banda sonora correcta para evocar el escenario de un caluroso verano en Nueva Orleans, donde una dama procedente del antiguo sur, deberá enfrentarse a la realidad de un nuevo mundo en el que queda poco espacio para la magia.

El texto, dramáticamente perfecto, se desarrolla con serenidad y cuidado, sin prisas. Con tiempo suficiente para que cada personaje encuentre su espacio. Ahí está la Blanche de Nathalie Poza ( posiblemente la actriz española que mejor vocaliza ), en principio, una elección no demasiado obvia, y sin embargo, capaz de enamorarnos y de hacernos partícipes de su dolor. También Stella, la hermana que ha sido capaz de superar el pasado y que se ha entregado a una pasión extrema, a la que María Vázquez pone alma y corazón. El vértice de este triángulo, Stanley Kowalski, le ofrece a un buen actor como Pablo Derqui, la oportunidad de crear un gran personaje, lo hace, aunque a mi entender, quizás le falte cierta homogeneidad que culmine justificando el estallido final.

El resultado es ágil, intenso, quizás algo superficial pero muy honesto con el público. Lo que nos ofrece David Serrano es una buena escenificación, eficaz, no memorable pero que permite que la obra se lea con narrativa transparente, y eso, tratándose de uno de los grandes textos del teatro del siglo XX, de un dramaturgo como Tenesse Williams, es mucho decir.

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