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Desconocía a este autor.
Le debo su descubrimiento a una encantadora librera durante mi última visita a la Feria del Libro de Madrid; se vino a casa con algunos otros amigos que desde entonces me están dando muchas alegrías.
Pero vamos a hablar de los relatos de Frank O'Connor. Como buen irlandés, su paisaje es un elemento muy importante en su obra, tanto en lo que se refiere al entorno físico como al moral. Esa sociedad con base rural y cercanía de provincias, basada en una estructura familiar, con importante presencia a partes iguales de la iglesia y el alcohol.
Es difícil evitar la comparación de esta colección con Dublineses, aunque como conjunto sería erróneo: lo que en el caso de Joyce fue su única colección de relatos en un libro muy compacto ( y no puedo citarla sin repetir mi adoración por esa preciosa obra maestra que es Los muertos ), al parecer para O'Connor era su forma de creación más habitual. Pero sí hay un espíritu común a la hora de retratar a sus habitantes con conocimiento, dándole el color de su tipismo y de sus cargas, pero en ningún caso dejando sitio al rencor sino a cierta ternura. Posiblemente esto tenga mucho que ver con el amor a su país.
Dentro de los cuentos de O'Connor, tienen un peso importante los niños, que aportan esa mirada con capacidad de destacar las singularidades desde una preciosa sorpresa que convive con la ironía, pero no por ello se eliminan los grises, así, en su vertiente más universal el autor nos habla de la incertidumbre que es parte de la vida, de la ansiedad de no comprender, de la dificultad de las relaciones entre adultos, de la dificultad de crecer... Lo hace con una precisión sorprendente, con delicadeza y con capacidad para evitar la contundencia que no existe en la vida.
Como decía al inicio, ha sido un descubrimiento, un escritor con aire de clásico, capacidad de bucear en los perfiles psicológicos de sus personajes de forma minuciosa y una prosa elegante. Siempre me han gustado los cuentos por el recuerdo que tienen de esencia narrativa, O'Connor es sin duda un maestro del género.
La literatura irlandesa me está dando muchas alegrías últimamente. En breve volveré a Donald Ryan ( otro descubrimiento reciente ) y mi relación con O'Connor no va a quedarse aquí, seguro.
Público
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