POESÍA: EL OJO DEL GRILLO de Ana Blandiana

 

Visor

220 páginas 

Creo que la poesía, como la música, es un placer cruel. Quizás incluso más cruel. La música nos puede fascinar, emocionar, elevarnos, y desaparece, es imposible atraparla. La poesía nos puede producir las mismas sensaciones y se queda impresa en el papel, podemos leerla infinidad de veces, volver de nuevo a la mirada inicial, pero nunca consigo sentir que es mía, que la tengo para siempre.

Eso me pasa con la poca poesía que leo. Me pasa con las obras de Louise Gluck y me pasa con mi último descubrimiento Ana Blandana.

En este caso, entrar en sus versos es encontrar la belleza de las palabras con metáforas transparentes. Su escenario es la naturaleza desde la percepción subjetiva y sosegada de la autora que mezcla su experiencia personal con su capacidad de descubrimiento, y así nos va llevando en una preciosa ensoñación.

Pero al igual que me ocurrió con su anterior lectura, tengo la sensación, a medida que avanzo, de que el paraíso se va oscureciendo, la comunicación se hace más compleja, cuesta más entrar. La belleza anterior es ahora desconcertante, nos deja solos, perdidos entre las palabras, sin saber como podemos avanzar o ayudar.

No sé si es un camino buscado por la autora o si es mi sensación particular, que confirmaría esa sensación de que la lectura de poesía es un diálogo íntimo y personal, una experiencia diferente para cada lector.

A mi me proporciona paz y refugio, también en ocasiones el miedo al desconocimiento, pero siempre la sabiduría de vislumbrar una capa diferente, más espiritual, en el mundo que habitamos. A pesar de ser consciente también de que siempre se escapará de mis manos, de que nunca podré atraparlo.    

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