Acantilado
130 páginas
Hay escritores a los que siempre se puede volver.
Zweig era para mi fundamentalmente un biógrafo, en concreto un gran retratista de dos reinas tan icónicas como María Antonieta y María Estuardo.
Creo recordar haber leído algún otro de sus relatos o frescos históricos pero seguro que no lo suficiente. En esos años, no era un lector de ensayos y una parte importante de la obra de su autor, son ejercicios de reflexión.
Miedo es otra de las pescas de la última Feria del Libro de Madrid, y me ha abierto de nuevo las ganas de acercarme a él como uno más de esos escritores europeos maestros en dibujar íntimamente un mundo que, no por asomarse a la decadencia, había perdido su grandeza.
Aunque lo titulo como novela, realmente es un relato, o una novela breve, centrada en una trama única y lineal y con pocos personajes. La protagonista, una mujer burguesa de excelente posición, verá amenazada toda su existencia cuando comienza a ser sometida a un chantaje referido a un joven amante.
Zweig nos habla del miedo a la pérdida, de la verguenza como otra forma de miedo, pero también de los pecados de una sociedad incapaz de superar la frivolidad de una vida cómoda y vacía. La conclusión, aparentemente feliz desde el punto de vista dramático, arroja en mi opinión una crítica feroz, un anuncio más del final de todo. El autor no espera mucho de sus protagonistas, y mucho menos, que sean capaces de merecer lo que tienen.
Lo cuenta con elegancia, precisión y transparencia. Casi cronista a la par que narrador. Y como hacía Somerset Maughman, nos recuerda todo lo que se puede contar en pocas páginas.
Por algo los maestros lo son
Público

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