NOVELA: LA MALA COSTUMBRE de Alana S. Portero

 

Seix Barral

260 páginas

Disponible en ebook

Es difícil valorar desde el punto de vista literario una obra que, sin duda, es una narración personal tan extrema. Está claro que Portero escribe con la generosidad de contarnos su historia, sin que sepamos realmente que tiene de ficción ( que me temo, nunca son las partes más dolorosas ) y también posiblemente desde la necesidad de hacer un exorcismo atreviéndose a contarlo todo. 

Con el corazón en la mano, nos ofrece la odisea de una niña trans, que lo sabe desde antes de llegar a los diez años, hasta que se da cuenta de que sólo existe un camino, por muy doloroso que sea. 

La protagonista no lo habría tenido fácil ni siquiera si hubiese nacido niña, en el barrio obrero de San Blas. Pero además, sus circunstancias personales la llevan desde su infancia a vivir una vida secreta , en un mundo abrumadoramente masculino, que sólo comenzará a ver la luz en sus viajes de adolescente al centro de Madrid, lo que para ella supondrá conocer otro mundo.

Hay dos cosas que me gustan especialmente en la prosa de esta autora:

Por un lado, el lenguaje descarado, divertido y muy gráfico que utiliza con soltura especialmente en descripciones o conversaciones con otros personajes.

Por otro, su labor de crónica, muchas veces oscura, de la época y su entorno, cargadas de una dramática poesía visual que cuenta y sobrecoge, y donde los años ochenta y noventa se retratan con fidelidad en su apariencia externa e interna. (En este sentido, el primer capítulo tiene una plasticidad y un alma que son difíciles de olvidar ).

Al lado de estas trombas que nos lanzan sin freno hacia el dolor, me cuesta más cruzar las zonas blandas, ese romanticismo extraño, las merecidas áreas de luz del personaje. Pero ¿quien soy yo para enmendarle algo a alguien tan valiente?.

La mala costumbre es, sin duda, una novela importante. Lo único que echo de menos es un epílogo contándonos que a esta niña a la que hemos conocido desde su fragilidad infantil, al final le ha ido bien. Se lo merece.

Público 


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