NOVELA: CORAZÓN GIRATORIO de Donal Ryan

 

Sajalín Editores

170 páginas.

Por regla general me gusta la literatura irlandesa apegada a su paisaje. Pasé allí muchos veranos de mi infancia aprendiendo inglés, en pequeños pueblos de base rural, fe católica y férreas estructuras familiares. Soy capaz de recordar sin nostalgia y sentir esa textura que me hace muy fácil entrar y entender sus historias.

Donal Ryan consiguió que me enamorara de cuatro mujeres en La reina del islote de piedra y que con Flores extrañas confirmará su capacidad para crear personajes complejos y sorprender en lo cotidiano. 

Corazón giratorio fue su primera novela, un éxito de crítica y público que me estaba esperando. Y puedo empezar el comentario diciendo que una de las cosas que tiene en común con las otras que conozco es precisamente su capacidad para retratar esa sociedad integrada en el paisaje, y extraer de ahí sus personajes.

Otra de las particularidades del autor es su forma de narrar aparentemente ausente. Tengo la sensación de que su interés es el dibujo del paisaje social que antes citaba, y que los hechos que deberían de impulsar la trama no son cosas que suceden en la novela sino cosas que les suceden a sus personajes, no sé si con esta frase consigo explicar el matiz.

En Corazón giratorio la situación social se concreta en los años de la crisis inmobiliaria, algo que no sólo ocurrió en Irlanda. Los sueños de muchas personas y el futuro de familias enteras que parecían asentadas en algo tan sólido como la construcción, se derrumbaron convirtiéndose en urbanizaciones fantasmas, huidas que dejaban detrás deudas entre amigos, el desconcierto absoluto ante la desesperanza.... La miseria haciendo su aparición de forme imprevista y tiñendo las vidas afectadas, aunque quizás una de las conclusiones que podemos extraer de la narración de Ryan es que esa miseria nace en ocasiones de los huevos de la serpiente.

El autor consigue que cada uno de sus libros sea singular. En este caso, opta por una exposición de monólogos interiores de múltiples personajes que van enlazando sus vidas. El resultado es un rico mosaico de una comunidad gris, que aunque no siempre es fácil identificar en la voz protagonista a quien fue secundario en otro capítulo, lo importante es el conjunto que se despliega como un tapiz.

El resultado, una novela dura, magnífica, hasta el nivel de atreverme a decir que este Ryan me recuerda nada menos que a Faulkner.

Una nota con cariño para mis amigos de Sajalín, unos editores que tienen uno de los mejores catálogos del momento. El texto de la contraportada me parece en este caso un error, no creo que sea necesario contar los dos acontecimientos dramáticos que se suceden como si fuesen el foco de la historia; transmite la sensación de otro tipo de libro y, además adelanta acontecimientos que siempre es preferible que descubra el lector al llegar el momento.. Creo que Donal Ryan no necesita ese tipo de llamadas. Pero por encima de todo, gracias por traernos la obra de este autor y de tantos otros. A mi me tenéis ganado para siempre.

Público


Comentarios