TEATRO: BLAUBEEREN de Moises Kaufman/ Amanda Gronich

 

Dirección.-

Sergi Peris Mencheta

Intérpretes.-

Clara Alvarado. Victor Clavijo. Eric de Loizaga. Nacho López. Irene Maquieira. Natxo Númez. María Pascual. Paloma Porcel.

Es imposible ver Blaubeeren sin recordar La zona de interés, aquella escalofriante película de Glazer que nos mostraba la vida cotidiana de las familias de los carniceros de Auschwitz, en sus hogares a pocos metros de donde se torturaba y exterminaba a miles de personas con una crueldad salvaje. Nos costaba asumir la indiferencia de la esposa, parientes, hijos, compañeros… de Rudolph Hoss durante ese tiempo, en el que celebraban cumpleaños, meriendas campestres, días de colegio….

Blaubeeren habla de lo mismo desde un acontecimiento diferente, el descubrimiento de un álbum de fotos que llega al Museo del Holocausto de Nueva York y que servirá de llave para profundizar sobre algunos personajes y acontecimientos y, sobre todo, abrir de nuevo la reflexión sobre algunas dudas alrededor de la banalidad de mal.

También el tono es similar. Ambas obras optan por un tono de observador documental que distancia a los personajes con una frialdad que impide que cualquier asomo emocional enturbie el análisis.

El resultado de la película me parece más compacto que el de la pieza teatral. Posiblemente porque aquella estaba centrada realmente en una pregunta ¿Cómo pueden convertirse en monstruos y seguir siendo seres humanos?. Mientras que en Blaubeeren creo que se pretende hablar de muchas otras en un tiempo reducido: de esa monstruosidad, pero también de hasta que punto existía la inocencia, el veneno que produce la pasión por ser parte de algo, y, para mi lo más interesante, como deben de vivir los herederos frente al conocimiento del horror.

También existen varias líneas argumentales, alguna se queda en mero apunte como la identificación de quien proporciona el álbum, la conciencia de las historiadores y su forma de afrontar el horror, la posición de la mujer en el Tercer Reich

Hay mucho de bueno en este montaje. La dirección de Peris Mencheta aporta como siempre agilidad y eficacia en su artesanía, pero me falta que una idea vertebre el conjunto, quizás tenga que ver con la música y esa orquesta final, pero no lo termino de entender.

Aun así, me estremezco con la información que se proporciona, veo de nuevo el horror y siento en el corazón el monólogo del nieto de Rudolph Hoss.

Blaubeeren es posiblemente coherente en su textura documental, independientemente de que esto actúe en contra de su dimensión dramática. La coherencia siempre debe de valorarse.        

Público

Comentarios