Impedimenta
230 páginas
Hay historias que te llegan y otras que te entretienen menos, bien sea por género, por temática... en cualquier caso, eso no me impide valorar su lectura.
Lo que nos cuenta Helada en mayo, sucede en un internado femenino católico en el primer tercio del SigloXX regido por monjas. Allí llegará Nanda, la protagonista, procedente de una familia recientemente convertida. Su acercamiento a la madurez tendrá mucho que ver con descubrir en lsa vida y en sus amigas, aspectos muy diferentes a lo poco que conocía hasta entonces. Su relación con la religión será compleja, desconcertante y desequilibrada, entre la necesidad absoluta y la incomprensión.
No puedo decir que la lectura me resulte apasionante, pero sí aprecio su belleza, su meticulosidad y el buen uso de las palabras. El lenguaje de White es tan preciso que siempre tengo la sensación de estar perdiéndome algo ya que hay información en cada renglón. Las descripciones son también perfectas, y una de las virtudes de la autora es la de describir el interior del alma de cada personaje como si se tratase de un retrato.
He recorrido las páginas de Helada en mayo con curiosidad y admiración por su calidad, apreciando la delicadeza argumental y su capacidad para entender los pequeños hechos que componen la vida. Hasta llegar al final. Y toda mi distancia desaparece ante esas tres o cuatro páginas desoladoras, en las que me siento más cerca que nunca de esa niña perdida asomada al futuro.
Sólo por ese final, merecería la pena, pero hay muchas más razones.
Público

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