CINE: AUN ESTOY AQUÍ de Walter Selles

 

Brasil 2024

Fernanda Torres. Valentina Herszage. Fernanda Montenegro. Bárbara Luz. Selton Mello. Olivia Torres. Luiza Kozovski. Guiherme Silveira. Maite Padhila. Antonio Saboia. Humberto Carrao. Pri Helena. Cora Mora. Marjorie Estiano. Luana Nastas. Dan Stulbach. Camila Mardila. Maeve Jinkins. Caio Horowicz. María Manoella. Charles Fricks. Thelmo Fernandes. Gabriela Carneiro. Daniel Dantas. Carla Ribas. Philipp Lavra. Octavio Linhares

Son varias las reflexiones con las que me quedo tras ver esta eficaz y emocionante película sobre una historia tristemente real.

La primera se refiere a la Historia. Hace unos meses, fui a ver La Infiltrada con una de mis hijas, para enterarme que, tanto ella como gran parte de sus amigos, se sorprendían al conocer que esto había pasado en nuestro país. Si esto ocurre en entornos cercanos, que no pasará cuando son sucesos que han tenido lugar en otros continentes. En este sentido, Aun estoy aquí, nos recuerda la labor del cine como crónica y archivo. Igual que hacían directores como Costa Gavras, Selles nos enfrenta a una realidad con unos personajes que podíamos ser nosotros mismos pero cuya peripecia escala tal nivel de injusticia que nos parece inimaginable. En los años setenta, existían en Latinoamérica dictaduras militares capaces de pisotear los derechos humanos, de utilizar mecanismos de tortura física e intelectual sofisticados. También inimputables a la hora de hacer desaparecer vidas, superando incluso la crueldad de la muerte.

La segunda reflexión es sobre las herramientas para la memoria. En Aun estoy aquí, tienen mucha relevancia las filmaciones y las fotografías. Eran una forma de no olvidar los rostros y los acontecimientos. Se guardaban, se volvía a ellas tiempo después. Era una forma de visitar de nuevo el pasado, y quizás descubrirlo. Ahora la fotografía y la grabación son algo fácil e inmediato, con acceso instantáneo y universal. Y con ello han perdido su importancia y se han banalizado. Ya no sustentan el pasado sino que se limitan a contar el presente convirtiéndolo en broma o sorpresa. Ya, el presente es lo único que existe.

Así, la historia de la familia de Rubens Paiva, un hombre bueno y comprometido, y su mujer y sus cinco hijos, se presenta como una narración clara y transparente que es, realmente, un ejercicio contra la memoria.

Selles trabaja con un guion meticuloso que consigue una coralidad en la que cada individualidad tiene su perfil. Lo pone en pie con el equilibrio justo para mostrar ese horror que surge tanto del dolor físico como del desconcierto que roza el absurdo, sin subrayarlo en ningún caso ni dejarse llevar por el morbo, tampoco permite que la emoción sea fácil. Sólo hace falta mostrar la verdad y hacerlo a través de una actriz tan sincera como Fernanda Torres

Lo importante no es recordar, sino no olvidar. Aquellos tiempos, para que alguien en el futuro recuerde los nuestros. Y no tanto para que la historia no se repita, sino porque entonces hubo hombres buenos, valientes y justos que entregaron sus vidas para cambiar las cosas. Ellos sí merecen ser recordados.

El cine, en ocasiones, es algo muy necesario.

Público

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