Dirección.-
Marta Pazos
Intérpretes.-
Laia Manzanares. Nao Albet. Anna Climent. Jorge Kent. Paula Losada. Paco Ochoa. José Luis Rodríguez. Alberto Velasco. Abril Zamora
Varias consideraciones antes de comentar esta
representación:
No he leído Orlando a pesar de mi admiración por Virginia
Woolf. Sí recuerdo la película de Sally Potter y su historia que hablaba, por
supuesto, de la libertad y de la injusticia de los roles de género en la
sociedad. En general, creo que Woolf está siendo desde hace tiempo una autora artificialmente apropiada ideológicamente, lo que en ocasiones lleva
a la manipulación algo burda de su obra. Orlando es claramente un material adecuado
para ello.
En segundo lugar, tenía mucho interés en conocer la obra de
Marta Pazos. Una huelga en el CDN hace varias temporadas, impidió que lo
hiciese con Lorca y su Comedia sin título. Había visto fotografías de sus
montajes y me fascinaba su uso del color y su potencia escenográfica.
Pues bien. Pazos no me defrauda desde ese punto de vista. El
Orlando que puede verse en el María Guerrero es lo más parecido a una
superproducción que hoy día podemos encontrar en nuestras carteleras.
Otra cosa res la narrativa y la utilización del material
literario:
El texto de Woolf, se convierte para esta versión una
sucesión de escenas en que la propia autora ( además de otra voz en off que no
sabemos de donde proviene ) hace de narradora con apariciones esporádicas. Así
se van creando diferentes cuadros cuyo principal interés es el estético. Son
estampas elaboradas casi como instalaciones y coreografiadas hasta el último
detalle, algunas más interesantes que otras y todas hermosas.
Una vez que el protagonista muta en mujer, se opta por
saltar a un discurso supongo que cercano a lo no binario ( no termina de quedar
del todo claro), donde abundan los desnudos como si justificasen por si mismos
la vocación libertaria del texto. Personalmente creo que el resultado no es del
todo comprensible, pecando en algún punto de ingenuo.
Pero como he dicho al principio, por encima de todo queda un
conjunto de escenas maravillosas, una iluminación fascinante, un vestuario
fastuoso, unas coreografías que crean figuras artísticas en cada movimiento.
Quizás las partes que más me gustan se corresponden con la nevada y el Londres
helado y la relación con la reina. Pero en general, el envoltorio es de
sobresaliente.
Supongo que muchos saldrán totalmente entregados, así se
presentía por los aplausos al final. Personalmente no me siento decepcionado,
lo que ofrece es mucho, pero creo que el equilibrio entre fondo y forma es
irregular. De todos modos Marta Pazos me parece, sin duda, una creadora
singular a seguir.

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