Colman Domingo. Clarence Maclin. Sean Blackman. Paul Raci. David Giraudy. John Divine G Whitfield. Patrick Griffin. Mosi Eagle. James Williams. Brent Buell. Johnny Simmons. Sean Dino Johnson. Michael Capra.
El cine carcelario es un género en si mismo que ha dado grandes películas, desde thrillers y acción, hasta narraciones de alto contenido emocional.
Entre estas últimas hay que colocar Las vidas de Sing Sing, que se sitúa muy cerca y muy lejos de Cesar debe morir, la última película de los Taviani.
Muy cerca porque la anécdota que sirve de fondo es la misma: la actividad teatral dentro de una prisión como forma de buscar una libertad que vaya más allá del espacio que pueden encerrar los muros. Además, ambas utilizan entre sus intérpretes a personajes reales, verdaderos presos que, en un ejercicio borgiano, se convierten en intérpretes de su propia interpretación.
Y muy lejos porque donde en la película de los italianos había un espíritu de ceremonia, lo que nos propone Kwedar es una historia de personajes.
El guion modula a la perfección la información para avanzar. No sabemos mucho de ninguno de ellos, sólo pinceladas, tenemos apuntes de la autoridad coercitiva de la prisión, y sin embargo, en ningún momento me invade la sensación de que me falten datos, y me sumo desde el inicio en esta odisea que se convierte en una aventura íntima para cada uno de ellos. Es una historia en presente, es el ahora lo que realmente importa.
Eso sí, el director no olvida el entorno. Que no incida en los aspectos más sórdidos de la vida de estos hombres, no quiere decir que lo dulcifique. Hay planos donde el vacío habla de la soledad y los límites del encierro, hay notas del dolor y la rabia ante el abuso.
Quizás pudiese pensarse en cierta manipulación o superficialidad en la historia y, sin embargo, sin saber bien porqué, yo siento que Las vidas de Sing Sing es una cinta honesta. Todo encaja, no hay disonancias entre sus diferentes piezas, y a mi personalmente consigue emocionarme, de hecho me sorprende la belleza que el recitado del monólogo de Hamlet consigue transmitirme. La caligrafía es serena, pausada, de ritmo lento, la textura cálida. y dentro de ese conjunto armónico, las líneas argumentales que hablan de la amistad, la supervivencia o la frustración están trazadas con delicadeza.
Un último apunte: el conjunto interpretativo es excelente; no sé si son profesionales o no, o si es su primera actuación, pero funcionan magníficamente, eso sí, alrededor de un Colman Domingo que, una vez más está perfecto.
Público

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