CINE: FLOW de Gints Zilbalodis

 

Letonia 2024

Animación.

Sé que aquí me repito a menudo, y por ello pido perdón, pero declaró de nuevo lo que me gusta el cine de animación.

Por muchas cosas pero dos fundamentalmente: por un lado, rompe las fronteras entre el cine infantil y el adulto ( y eso de regresar a la inocencia sin buscar más, siempre gusta ) y en segundo lugar, por la libertad visual que ofrece a sus creadores. 

Existen por lo tanto multitud de estilos, y ya no hay referencias, todo puede ser nuevo y llevarnos de una a otra sorpresa. 

Flow, digámoslo ya, está en el top en lo que se refiere a la belleza y la meticulosidad de sus imágenes, desde el primer momento, es imposible no sentirse sobrecogido por esos colores y esas formas que pueden recordarnos a Mizayaki pero con un tratamiento del entorno incluso más elaborado. 

La historia comienza con su protagonista, un pequeño gato, afrontando la sorprendente inundación del mundo, que además parece haber hecho desaparecer la especie humana. Poco a poco, iniciará un viaje sin destino que le llevará a conocer escenarios fascinantes y a otros animales. Así, lo que al principio parece una composición casi de documental, va adquiriendo los rasgos suficientes para desarrollar, sin ningún exceso, esa amistad que culminará con un final de sacrificio y reencuentro.

Flow, ya lo he dicho, es bellísima, pero lo es por dentro y por fuera, estéticamente inigualable, es además tierna, delicada, una experiencia maravillosa. Nos deja el alma descansada, como después de una hermosa caricia. 

Quiero más cine así. Y quiero verlo como lo vería desde mis ojos de niño. Eso es más difícil, pero no por ello debemos de renunciar a la ingenuidad y a ofrecerle al mundo nuestra capacidad de sorpresa, sólo así podremos disfrutar estos hallazgos en su plenitud.

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