TEATRO: MÚSICA PARA HITLER de Juan Carlos Rubio y Yolanda García Serrano

 

Director.-

Juan Carlos Rubio+

Intérpretes.-

Carlos Hipólito. Kiti Manver. Cristobal Suarez. Marta Velilla.

Precisamente hablando de esta obra, leía hace unos días una reseña que la definía como “teatro comercial”, algo que minusvaloraba de alguna manera el valor de la pieza.

No soy yo dado a lo fácil, y leyendo este blog cualquiera puede ser consciente de mi variedad de intereses, movido quizás siempre por una curiosidad que puede ser excesiva. Pero sin duda reivindico ( y eso también lo he dejado claro a menudo ) que en la variedad no se excluya aquello que, por vender demasiado o estar primeramente enfocado al entretenimiento, a fin de cuentas, era lo que pretendían Julio Verne o Alejandro Dumas.

Dicho esto, Música para Hitler es una obra de teatro “de siempre”, bien escrito, estructurada la trama, dibujados los personajes. Trata de un conflicto humano que además es histórico: la decisión de Pau Casals de no tocar para Hitler cuando, durante su exilio en Francia, fue requerido para ello. Se representa en forma tradicional, en un escenario reconocible y con un vestuario adecuado a la época. Entretiene, emociona.

Me gusta como se presenta el dilema, incluso asumiendo que el personaje del soldado alemán puede ser un poco tramposo, pero sobre todo, me gusta como consigue trasladar la ternura entre los dos protagonistas, su amor. Una baza fundamental para sentir esto último, es sin duda la interpretación de los dos actores que lo hacen posible; Kiti Manver siempre está bien, Y Carlos Hipólito hace aquí una interpretación sobresaliente. Ella esta valiente en su miedo, divertida, ocurrente, él está triste, furioso, perdido, los dos nos enamoran, nos conmueven y nos hacen partícipes de su lucha, de entender que una lucha por una causa justa nunca es en vano aunque nazca perdida.

Este es un año en que, sorprendentemente, muchos teatros están llenos. Es embriagador verlos hasta la bandera y, en este caso, es difícil encontrar entradas para cualquier representación. Sí, posiblemente un público más tradicional, amante de un buen teatro, de buena factura. Como dije antes, teatro del “de siempre”, y bueno.

¿ Tiene esto algo de malo?.   

Público      


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