Hugh Grant. Sophie Thatcher. Chloe East. Topher Grace. Stephanie Lavigne
Desde Cuatro bodas y un funeral, todos consideramos a Hugh Grant un tipo encantador. Ya había aparecido en otras películas importantes como Maurice de James Ivory, pero a partir de ahí se convirtió en el rey de la comedia elegante. Lo que posiblemente muchos olvidasen en el camino es que también era un muy buen actor. Lo demostró en series de televisión como Un escándalo muy inglés. Y creo que nunca me gustó tanto como en Florence Foster Jenkins junto a Meryl Streep.
Pues bien, si hay un acierto de casting en los últimos años que sea capaz de levantar una película, este es su fichaje en Heretic.
La película comienza con una anécdota de esas que, cuando la ves, te sorprende que no se le haya ocurrido antes a nadie: dos misioneras mormonas acuden en un día tormentoso a una casa perdida en el bosque donde se ha solicitado más información sobre la Iglesia de Jesucristo de los Últimos Días. Lo que les espera está muy lejos de ser lo que ellas esperaban.
La primera hora de la película, quizás un poco menos, se presenta como un thriller psicológico de envergadura, un juego de gato y ratón en el que no sabemos cual es la verdadera naturaleza del felino y donde la incertidumbre sobre lo que puede ocurrir se combina con la incertidumbre que el anfitrión es capaz de crear en las misioneras en lo que se refiere a su fe. Esos diálogos teológicos alcanzan un nivel de tensión sorprendente.
A partir de ahí vamos avanzando hacia el género de terror y tengo que reconocer que me interesa menos. Al margen de que se pierde la credibilidad que hasta entonces hacía real la amenaza, se abre la puerta a cualquier cosa, y siento que se pierde esa minuciosidad del inicio. Aun así, se ve con interés.
Pero lo que realmente hace que Heretic merezca la pena y esté ligeramente por encima de las banales muestras de género es Hugh Grant y su interpretación. Consigue no perder su encanto y simpatía a pesar de transmitir peligro y falta absoluta de empatía y generar terror. Su interpretación está llena de matices, es incluso delicada. Queda claro que su carisma no es sólo el de un buen comediante.
En definitiva, revalida su condición de actor capaz de cualquier cosa aunque en la mayoría de ocasiones le pidan la misma. Esperemos que Heretic sirva para empujar una nueva resurrección que se tiene más que merecida. Un intérprete que por si solo puede levantar una película, es sin duda alguien a tener en cuenta.
Público
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