India 2024
Kani Kusruti. DivyaPrabah. Chhaya Kadan. Hridhu Hardon. Azees Nedumangad. Madhu Raja
La alquimia tiene mucho de magia. Existe una mezcla de varios elementos, en su mayoría conocidos, pero nadie puede explicar como el resultado alcanza el oro.
Sucede, o a mi me sucede, en esas obras de las que, sin entender porqué, salgo transportado, y convencido de haber asistido a una experiencia maravillosa que se ha convertido para mi en algo íntimo.
Y esta introducción viene a colación, no hay que ser un lince para saberlo, a que esa es la sensación que me ha regalado esta película, La luz que imaginamos.
Iniciamos la historia en la noche de Mumbay. Su brillo, su movimiento, la inestabilidad de sus habitantes, y una felicidad incomprensible para la mente occidental. Hay dos mujeres que comparten apartamento y trabajan en el mismo hospital. Una de ellas, la más madura, anhela a un marido al que apenas conoció antes de que se mudase a Alemania; la otra, la joven, comienza una relación con un joven que nunca será aceptado por su familia.
Las acompañaremos durante unos cuantos días, conocemos sus dudas, su día a día, sus pequeñas cosas, y también nos empapamos de su entorno y de los pensamientos de los habitantes. Y durante todo ese tiempo, tendremos la sensación de que estamos percibiendo sus almas, con una transparencia de cristal.
Luego llega el viaje al exterior, el mar las recibe y esta salida pronto se convertirá en la liberación, bien sea por la aceptación, bien por la decisión contraria ( contada esta a través de un inteligente trampantojo). Cuando llegamos allí, ya nos hemos enamorado para siempre de estas dos mujeres y deseamos con un dolor casi físico, que su vida sea feliz a partir de entonces.
Pero es que además, Kapadia nos cuenta la historia como una inteligente artesana, delicada en sus formas, capaz de empapar todo de naturalidad, enlazando las pequeñas piezas para componer una joya que, siendo extrañamente sofisticada, consigue la belleza de lo humilde.
Esa música, esa fotografía, esas palabras.... todo se combina, ya lo he dicho, no sé como ni en que proporciones, para producir una absoluta preciosidad.
El título es correcto. La película es luz. Pura luz. Esa luz que viene de dentro. La más difícil de atrapar.
Público
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