Moglai Bap. Mo Chara. DJ Provai. Michael Fassbender. Josie Walker. Fionnula Flaherty. Jessica Reynolds. Adam Best. Simona Kirby. Cliodhna McCorley. Matthew Sharpe. Cathal Mercer. Donagh Deeney. Marty Maguire. Saorlaith Brady. Aidan Mc Coughey. Cillian Kernan. Lalor Roddy. Karl O'Neill. Niall Cusack
Son pocas las películas que cuentan la historia de un ídolo musical o un grupo, que no son cuestionadas por sus incondicionales. Quizás porque el retrato pocas veces va a atreverse a entrar en los rincones más complejos de él/los personajes.
Kneecap es desde el principio un caso diferente por varias razones.
En primer lugar, tengo que ser sincero, los desconocía totalmente. De hecho sólo en los títulos de crédito finales me enteré de que existían de verdad.
En segundo lugar porque, en un planteamiento muy inteligente, se elige otro fondo para el relato: no estamos contando la historia de un grupo musical sino la lucha por la tolerancia y la difusión del idioma irlandés, un tema sin duda político pero que, además, se muestra con la sabiduría de convertirlo en una reivindicación cultural, casi antropológica.
Sí, además, a través de sus personajes principales, se cuenta por supuesto la génesis de Kneecap y de su sorprendente éxito, pero la grandeza temática que se le ha otorgado como motivo principal, manda en la película hasta darle casi una dimensión mitológica, iniciada desde el principio con esa magnífica e icónica secuencia del bautismo en el bosque. El personaje del padre, al que Michael Fassbender otorga una magnífica presencia, cruza toda la cinta como un Ulises decidido a defender su Ítaca, manteniendo sus valores históricos aunque para ello tenga que sacrificar su felicidad.
Además, la propuesta sorprende desde el punto de vista formal. Su guion, que parece escrito a brochazos, es un ejemplo de precisión, de como puede desde el control más absoluto, traducirse espontaneidad y ofrecer muchísima información sin abrumar. Por lo que se refiere a su realización, está en total consonancia con las canciones de un grupo irreverente desde su propio nombre, es libre, desvergonzada, ecléctica, divertida, original, utilizando recursos que parecen ser ocurrencias inmediatas, con la fisicidad y la plástica de un cómic veloz.
Kneecap me parece fascinante, gozosa y festiva. Apasionante en su historia, fresca en su presentación, feroz en la crónica con la que no siempre estaremos de acuerdo, y muy muy divertida. Creo que Peppiatt es una voz diferente, esperemos que esta película no sea fruto de un enamoramiento sino que aun le quede mucho que contar, porque está claro que sabe hacerlo muy bien.
Público
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