España 2024
Eduard Fernández. Clara Segura. Zoe Bonafonte. Carlos Cuevas. Salva Reina. Davis Verdaguer. Eva Arias. Vicente Romero. María Morera. Borja Espinosa. Betsy Turnez. Aimar Vega. Lolo Herrero. Oscar de la Fuente. Maite Buenafuente. Carmen Sansa.
Hay muchas formas de contar la injusticia, de gestionar la rabia que produce. Los dos extremos serían el rencor y la ternura. Esto último está marcado por la distancia, cuando hablamos de personajes del pasado desde la admiración.
Este es el caso de esta película.
El protagonista representa a un colectivo al que de alguna manera lideró. Un grupo de personas que llegó a Barcelona en los años cincuenta huyendo de la miseria en otras regiones como Andalucía. Extremadura o Levante. Lo hicieron sin nada, y en un espacio que pasó a denominarse Torre Baró ( por su proximidad al castillo con ese nombre ) construyeron sus casas con sus propias manos hasta conseguir crear física y emocionalmente su barrio. Dos décadas después, siguen sin recibir el suficiente reconocimiento para que las autoridades se ocupen de sus necesidades, asfaltando los accesos, garantizándoles el agua y la electricidad, o construyendo una escuela. Cuando las cosas se complican será necesario lidiar con la necesidad de afrontar la frustración y Manuel, el protagonista, hará suya la lucha porque al menos el transporte llegue hasta allí.
A pesar de existir protagonistas, el director escribe un relato coral, dando entidad a diferentes personajes menores. Desde ellos, impulsa la sensación de camaradería, de fraternidad que impulsará la narración, igual que ocurría, por ejemplo, salvando las distancias, Preston Sturges o Frank Capra. Existe el drama, por supuesto, pero la ternura del director y guionista hacia sus personajes, hace que prime el homenaje.
La realización parece utilizar material de archivo o consigue en cualquier caso que así lo parezca, con lo que al sentimiento anterior se incorpora una hermosa nostalgia al menos para quienes vivimos esos tiempos.
El resultado es una hermosa caricia. Una de esas películas en que la humanidad prima por encima de todo lo demás y a las que frecuentemente se echa en cara su blandura. No seré yo el que lo haga.
De hecho, me alegra mucho que, frente a cintas con mayores apoyos, El 47 haya sorprendido siendo la película con mayor número de nominaciones en los Premios Goya ( personalmente creo que se podría llevar todos los relativos a interpretación, y el de Blanca Segura es incontestable ). La misma alegría que me produjo ver ahí destacadas Casa en llamas y La infiltrada. Es importante que, dentro de los niveles de calidad exigibles, los reconocimientos se correspondan con el público. A fin de cuentas, quienes consiguen que llenen las salas, están llevando a cabo una gesta que beneficia a todos y que, sin duda, merecen el aplauso.
Larga vida a películas como El 47, que además nos recuerda que podemos ser mejores personas y ayudar a cambiar el mundo.
Público
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