Documental.
Que difícil, cuando los conflictos se empapan de odio, cuando se sumergen en un océano de dolor, de rabia y de furia, de necesidad de venganza, hablar de justicia de una forma global.
Que terrible es encontrarnos ante tragedias históricas que, año tras año, han ido incorporando piedra a piedra, más peso al corazón.
El conflicto entre Israel y Palestina adquiere niveles de maldición bíblica. Y en su interior, existen vidas destrozadas, vidas de seres humanos que lo único que desean es poder existir en paz.
No other land es el grito de alguno de ellos. Utilizando las posibilidades que nos ofrecen las redes sociales y la facilidad para grabar, sus directores componen un relato estructurado sobre los desalojos en Cisjordania. Lo hacen desde las tripas, desde la desolación y la impotencia pero también desde la resistencia.
El cine documental es en ocasiones sólo conocimiento pero también denuncia. Es entonces cuando se convierte, como en este caso en necesario. Lo que consiguen además sus creadores es que no deje de ser cine, respetando los requerimientos visuales y narrativos del séptimo arte.
Y la pregunta que queda ante un producto tan contundente es ¿ que debemos hacer nosotros?
Público
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