NOVELA: EL DIOS DE LA LLUVIA LLORA SOBRE MÉJICO de Laszlo Passuth

 

Editorial Luis Carat

600 páginas

Recuerdo este libro por su aspecto físico en la biblioteca de mi padre, esa que ahora estoy deshaciendo y que a cambio me regala lecturas pendientes de entonces y que no dejan de sorprenderme. Es un tomo voluminoso, ancho ( sería un gordo entre los libros ), en un solemne color granate. Recuerdo también que mi padre lo recomendaba, para él era una de las grandes novelas históricas de aventuras. Buscando una razón por la que yo la dejé de lado, se me ocurre que en aquellos años yo había leído El corazón de piedra verde, de Salvador de Madariaga, y posiblemente pensase que repetir la misma odisea en tan poco tiempo no sería divertido.

El caso es que ahora pienso que los libros nos esperan, siempre dispuestos.

Y a El dios de la lluvia llora sobre México y a mi nos ha llegado el momento de conocernos.

La historia es conocida pero, verdaderamente, sólo a grandes rasgos. Hernán Cortes, joven aventurero extremeño que viaja al Nuevo Mundo a hacer fortuna y termina convirtiéndose en el gran conquistador que regaló a la corona española un imperio. Alabado por algunos, denostado por otros, pero sin duda protagonista de una de las más apasionantes aventuras de la humanidad.

Lo que pocos conocíamos con detalle era la cronología de esa conquista y la densidad y riqueza de cada una de sus etapas. Y en ese sentido, el polaco Laszlo Passuth conforma una novela ejemplar.

Lo primero que se destaca es su ambición al afrontar un largo periodo que va, desde la llegada del protagonista, como joven estudiante a Salamanca, hasta las elegías a su memoria, años después de su fallecimiento. En cada una de sus partes, por reducidas que sean, existe el m ismo rigor en la descripción del entorno y en la narración, no dejando una sola página sin peso.

Por otro lado, hay algo que en tiempos como los actuales, de profusión del género histórico, lamentablemente sorprende, y es la credibilidad, no ya por la excelente documentación y la ausencia total de anacronismos, sino por conocer el autor que, a pesar de inscribirse como novela y no como crónica, no por eso la verdad deja de ser un compromiso. Passuth utiliza los diálogos lo necesario, pero entendiendo que su profusión nos aleja de lo creíble. Y no los utiliza como recurso fácil para avanzar.

Y por último, sorprende la maestría narrativa, llena de inteligentes y necesarias elipsis y capaz de describir la intimidad de un sentimiento con la misma perfección que el desarrollo de una batalla.

Leer El dios de la lluvia llora sobre México, es una aventura en si misma, de esas lecturas que nos atrapan durante largo tiempo, con personajes cuya vida recorremos de principio a fin. Esos soldados llenos de brío que conoceremos ancianos, esos reyes que pierden su reino o esas mujeres que acompañan a unos conquistadores y dan luz a otros. Un mundo nuevo. Tantas cosas…. Y también regresar a esas horas, en mi caso preferentemente en la cama, de noche, en que un libro era el mejor regalo.

Lo dicho. Los libros nos esperan. Esperan su momento. Lo que debe de estar riéndose mi padre….

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