NOVELA: MADRE DE CORAZÓN ATÓMICO de Agustín Fernández Mallo

Seix Barral

240 páginas

Disponible en ebook

Ya lo comenté alguna vez, creo que especialmente al hablar de Trilogía de la Guerra, mi novela favorita entre las que he leído de Agustín Fernández Mallo, este autor nos ofrece obras con sus propios códigos, elementos centrados en si mismos donde tienes que entrar para poder sentirte parte de la experiencia. No sé si he conseguido explicar lo que quería pero la verdad es que tampoco se explicar porque me fascina siempre.

Para empezar, tengo la sensación ( y seguimos con las cosas complicadas de contar ) de que, siendo un hombre de letras, el autor es también una especie de científico, tal vez más un matemático. Sus referencias están fuera de lo convencional en literariamente hablando, y frecuentemente eleva a esa categoría elementos que hasta ahora encontrábamos en otro tipo de textos.

Con ese, construye ( y digo construye porque es esa la impresión que me da ), una textura extraña y sólida, con una poesía muy material.

Repito, no sé si estoy consiguiendo explicar algo o, al contrario, esto suena a críptico, pero yo lo intento. Es lo mismo que me ocurre por ejemplo con Cartarescu.

Madre de corazón atómico, es una novela muy personal y, desde ese punto de vista generosa. Alrededor de la muerte de su padre, el autor da la sensación de hacer un viaje personal que comparte con nosotros. Sus reflexiones íntimas, lúcidas, son personales, pero en la mayoría de los casos, podemos identificarnos o, al menos, nos abre puertas. Quizás sea que yo he pasado no hace mucho por una experiencia similar, pero me he sentido cercano, muy cercano. Por primera vez, me ha resultado sencillo leer a Fernández Mallo.

En cualquier caso, ese cambio está también en su esencia. Centradas en si mismo, sus piezas son diferentes aunque mantengan su lenguaje particular, su capacidad de cruzar de misterio sus narraciones y de transmitirnos la sensación de que no nos está contando una historia, sino miles. 

Lo dicho, creo que tanto la capacidad creativa y narrativa de Fernández Mallo como su inteligencia, están por encima de mi capacidad para contarla. Mala suerte, pero hacedme caso: merece la pena.

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