Franz Rogowski. Mon N'Diaye. Laetitia Ky. Leon Lucev. Mateo Olivetti. Robert Wieckiewicz. Mutamba Kalonji. Michal Balicki
Creo que esta película adolece de lo que adolecen en muchas ocasiones las óperas primas de creadores con una personalidad muy potente: querer contar demasiadas cosas y querer estar muy presente.
Y digo esto, a pesar de considerar Disco Boy una película muy interesante.
La historia comienza cuando Alex, un bielorruso que acude con un grupo de hinchas a un partido en Polonia, inicia su huida a Francia con un amigo y muchos sueños de libertad. Una vez allí, con el objetivo de adquirir la nacionalidad y poder llegar a ser un ciudadano legal, se alista en la legión francesa, donde será capaz de aguantar un duro entrenamiento.
Paralelamente, en Niger, Jomo es el líder de un grupo armado que lucha contra la explotación salvaje de un colonialismo sin escrúpulos que está destrozando el país. Él y su hermana son dos referentes icónicos para el resto de la tribu.
La vida de estos dos personajes, chocará frontalmente cuando a Alex, formando parte de un comando, lo envíen al delta en una misión de rescate de rehenes.
Y a partir de ahí, en su regreso a París, y elevando la densidad del tono oscuro que ha estado presente durante toda la película, la historia se convierte en un cuento gótico de posesión.
La cinta no llega a los noventa minutos, y en su desarrollo se habla de la inmigración ilegal y la posibilidad de convertirse en una nueva persona, de la colonización que explota los recursos naturales de los territorios colonizados, del trasfondo de la violencia como única solución, de la alienación en la cultura masculina militar, del miedo ante la crueldad que se descubre en uno mismo.... Y encontramos referencias de muchas otras películas, como Full Metal Jacket, Apocalypse Now, Atlantique....
En definitiva, un contenido tan abundante que nos cuesta centrarnos en lo que nos están contando.
Además, existe unas vocación claramente autoral en la caligrafía visual. La grandiosa fotografía del paisaje, se combina con la oscuridad que retrata el miedo, la crónica en las escenas del entrenamiento militar, la fascinante utilización de la cámara nocturna, o las noches brillantes. Visualmente potente, la acumulación, sumada a la saturación temática, produce cierta sensación de artificiosidad y de falta de aire.
Sin embargo, hay q reconocer que Disco Boy hipnotiza en su estilización del relato y su apuesta por contar a través de las imágenes.
Abbruzzese ha conseguido un producto que enamorará a muchos, a mi me ha producido una sensación de colocón, agradable pero incómoda a un tiempo. Y también, sí, me ha generado la necesidad de seguirle, seguro de que, haga lo que haga, y a pesar de que no le presumo humildad para corregir lo que para mi son sus errores, nunca nos dejará indiferentes.
Público
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