Lumen
1008 páginas
Disponible en ebook.
Sé que me va a resultar muy difícil comentar este libro, porque la verdad es que no tengo muy clara mi percepción final sobre el mismo. Quizás me ha dolido demasiado en algunos momentos.
Creo que es una obra ambiciosa, muy ambiciosa. Más de mil páginas hoy día
supone una apuesta por el lector. Si además la narración se centra fundamentalmente
en los sentimientos de sus personajes, la apuesta es todavía más elevada. Pero
la verdad es que Tan poca vida es en generalmente apasionante, emocionante a
menudo, y lidia con algo tan complejo como contar una vida.
El armazón del libro se sustenta en la amistad de cuatro
compañeros de universidad que compartieron cuarto entonces. Son cuatro
personajes muy diferentes pero sin embargo, en ningún momento se cuestiona la
solidez de su relación que, a pesar de todo, tendrá claros altibajos. Desde
ahí, pronto la novela se centrará sobre todo en uno de ellos, Jude, un niño que
sufrió terribles maltratos y abusos durante gran parte de su infancia y
adolescencia, a raíz de las cuales, arrastra daños físicos y psicológicos de
difícil solución. Él será el centro alrededor del cual orbitarán el resto de
los personajes, desde sus otros tres compañeros a sus padres adoptivos, su
médico, sus compañeros de trabajo…..
Para poner en pie el proyecto, sin duda se necesita ser un
maestro de la narración y escribir con una gran flexibilidad. Fruto
posiblemente de la seguridad, Yanagihira maneja la historia dando las explicaciones
mínimas para que avance, con un control absoluto de las elipsis y saltando de
un lugar a otro y de un tiempo a otro cuando lo considera pertinente. Entrar en
su prosa supone sumergirse en un relato inmenso y poliédrico, de una riqueza
precisa y selvática, en el que es difícil no quedarse atrapado. Aunque también
es cierto, que como en la propia vida, siempre hay páginas prescindibles aunque
no molesten.
Asimismo, hay que reconocer a la autora mucha valentía. La
tiene, ya lo he dicho, al retar al lector con la información que ella considera
necesaria y que no siempre es completa. Además, la construcción del pasado de
Jude, que se cuenta de forma bastante explícita, puede parecer excesiva en su
acumulación ( a mi me lo ha parecido en algunos momentos ) aunque hay que
reconocer que consigue sortear el morbo, pero no la sordidez. Y además, a la hora de presentar las relaciones entre los personajes,
no intenta en ningún momento ser complaciente, e incluso en su final, no evita
esa oscuridad con toques miserables que todos tenemos dentro y que se
manifiesta en algunos momentos de nuestra vida.
Personalmente, hasta que entiendo que verdaderamente hay un
protagonista por encima de los demás, paso momentos de cierto desequilibrio. Y
sí, me cuesta el dolor que encuentro en muchas de las páginas, aunque supongo
que ese es un punto que traslada la potencia de la prosa.
Lo cierto es que Tan poca vida es una novela que fluye
sorprendentemente, empapándose, no sé como, de los sentimientos que entiendo
que van surgiendo a lo largo de una vida, el miedo al descubrimientos junto con
el ansia de descubrir, la vitalidad y la expectación, la plenitud de la madurez
con su seguridad y sus dudas, la consolidación, la pérdida, la nostalgia del
asomo a los años de vejez, el cansancio, la tristeza…..Son esas sensaciones las que van guiando nuestra lectura, y, sin esfuerzo, nos encontramos en la misma situación anímica que sus personajes, como si fuésemos uno más, el quinto compañero.
Tristeza. No tengo dudas
de que sea una novela importante y llena de corazón, pero sí quiero cerrar este comentario rebelándome contra la
tristeza de su visión. Es cierto que una vida siempre nos parece poco, y que es difícil comprender y asumir el poco poso que parece dejar cualquier existencia corriente. Pero la luz está en el existir. Y, probablemente, saber que uno forma parte de una especie, capaz, entre otras cosas, de escribir obras tan magníficas como esta.
Público
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