CINE: SEGUNDO PREMIO de Isaki Lacuesta y Pol Rodríguez

 

España 2024

Daniel Ibáñez. Cristalino. Stephanie Magnin. Mafo. Eduardo Rejón. Chesco Ruiz. Julen Clarke. Jan Caplin. 

Lo siento, en los noventa yo era más convencional: pop, country, rock... en ningún caso música indie. De Los Planetas me sonaba el nombre y no conocía ninguna canción. Por lo tanto, voy a ver Segundo Premio sin ningún tipo de mitomanía o nostalgia. Mi interés es Isaki Lacuesta, un narrador siempre singular, película a película, tanto cuando se mueve en su versión más documental ( adoro Entre dos aguas y Los pasos dobles ) como en la ficción ( magnífica La próxima piel, sobrecogedora Un año, una noche ). Y ya digo desde este prólogo que, una vez más, demuestra que siempre puede ir más lejos.

Como ya he dicho esto es, más o menos, una película sobre Los Planetas. En concreto de la génesis de su tercer álbum, Una semana en el motor de un autobús, considerado por los entendidos como uno de los mejores discos de esa década. Y es una historia sobre la amistad y el vampirismo, donde en ocasiones es la víctima quien lleva las riendas, también sobre las adicciones y las realidades múltiples, sobre los confusos caminos de la creación, y, por encima de todo, sobre esos hilos invisibles hechos de amor y rechazo que unen en ocasiones a los seres humanos a veces para siempre. En definitiva nos habla de la vida.

Pero sobre todo, para mi Segundo Premio es una maravilla cinematográfica, un monumento al arte de contar

Lacuesta, una vez más, domina la narrativa desde el principio. La sitúa en un espacio intermedio, donde la linealidad se abre paso con esfuerzo en un paisaje de referencias escritas con luces y niebla, con gestos y miradas. De esa manera, esta historia adquiere para mi un carácter entre poético y mitológico, la epopeya de dioses que no saben que lo son, luchando entre tormentas y el destino, para alcanzar el Olimpo, ese lugar que se ha convertido en un sueño y que en este caso es Nueva York.

No hay un plano equivocado a pesar de que parece que hay mil en la cinta, la caligrafía visual y sonora nos envuelve sorprendiéndonos, atrapándonos, acercándonos de forma epidérmica a estos personajes a los que es capaz de describir con una palabra y con los que es difícil no empatizar.

No sé si es una película, una canción o un poema. Lo que sí sé es que es una maravilla en la que seguiré, durante mucho tiempo encontrando rincones.

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