Director.-
Saul Dibb
Intérpretes.-
Eanna Hardwicke. Timothy Spall. Anne Reid. Annabel Scholey. Conor McNeill. Adrian Rawlins. Doc Brown. Anna Crilly. Sheila Hancock. Amanda Root. Jonathan Aris. Dick Warden. Peter Sullivan
Duración.-
4 capítulos. 60' C.U.
Filmin
Tengo la sensación de que, desde Jack el destripador, Inglaterra se ha especializado en crearse una historia oscura donde aparecen los crímenes más horrendos que puedan incorporarse a la vida cotidiana de una comunidad. Quizás sea una opinión sesgada pero lo cierto es que el true crime británico, alimentado por muchas series como esta, basadas en hechos reales, está muy relacionado con la aparición del mal en entornos en apariencia pacíficos, incluso idílicos.
En este caso, todo comienza en el mundo universitario más clásico, donde un profesor respetado y cercano a su jubilación, vive su homosexualidad de una forma célibe y algo vergonzante, acorde con su fuerte sentido religioso. Todo cambiará cuando conozca a un alumno carismático que le ofrecerá su última oportunidad para disfrutar de una felicidad más plena. Algo parecido, le ocurrirá poco después a su vecina, una dicharachera anciana solitaria.
Sí El quinto mandamiento es una serie tan potente, se debe a varias razones. Una de ellas, sin duda relacionada con lo que cuenta, y otras relacionadas con como se decide contarlo.
En cuanto al contenido, el nivel de crueldad implícita en las relaciones que mantiene el asesino con sus víctimas, es abrumador. Su capacidad de planificación es la de un profesional pero lo más duro es comprender su capacidad, sin un mínimo asomo de piedad o empatía, para aprovecharse de la debilidad de dos seres vulnerables y llevarlos a la anulación. Benn Field, así se llama el culpable, representa la encarnación del mal en un estado de pureza que sólo puede producir horror.
En lo que se refiere a la forma de trasladar en imágenes este drama que alcanza niveles de tragedia, el guion es magnífico en todas sus decisiones. En primer lugar, se centra en lo esencial con cuatro capítulos perfectamente estructurados: el primero está dedicado al profesor, el segundo a su vecina, el tercero cubrirá la investigación y el cuarto el juicio. Además, la elección es centrarse en las víctimas, hacerlas protagonistas y enfrentarnos a su sufrimiento. No hay referencias al pasado del asesino, no sabemos de él nada más que el presente, nada que pueda llevarnos a una mínima justificación, no merece la compasión que él no tuvo. No hay nada que pueda explicar el dolor que ha causado.
Por supuesto, como la mayoría de series británicas, todo es perfecto, la ambientación, las interpretaciones sobre todo.... y esto convierte el conjunto es más real y más doloroso.
No es fácil evitar, al contar este tipo de historias, la tentación de convertirlas sólo en un producto comercial. El quinto mandamiento ( sexto en la religión anglicana, de ahí el cambio en el título al trasladarse a nuestro idioma ) sortea perfectamente ese problema, asumiendo una función de crónica y homenaje honesto.
Y sigue sumando, eso sí, un escalón más en esa colección con la que los británicos nos recuerdan que, el verdadero horror, no es el que viene del más allá..... No sé que me da más miedo, la verdad
Público
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