Director.-
Jorge Sánchez- Cabezudo. Alberto Sánchez- Cabezudo. Borja Soler
Intérpretes.-
Roberto Gutiérrez. Pol López. Quim Ávila Conde. Mourad Ouari. Tamara Casellas. Jaime Zalarain. Joan Solé. Pepo Suevos. Juan Manuel Cifuentes. Alejandro Casaseca.
Duración.-
6 capítulos- 45' C.U.
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Todos recordamos lo que estábamos haciendo cuando nos
enteramos de las explosiones en los trenes, la confusión de la información que
recibíamos en los primeros momentos, el
desconcierto posterior cuando todo comenzó a utilizarse políticamente, el dolor,
la necesidad de empatizar con las víctimas….
Fue sin duda un bautismo de muerte. A pesar de que en España
ya habíamos conocido el cruel terrorismo de ETA, no estábamos preparados para el
ataque de un nuevo enemigo, capaz de alcanzar objetivos casi bélicos y de
inmolarse para ello.
No he leído nada al respecto, no me han interesado ni libros
ni reportajes ni programas que intentan explicarlo. Sin embargo esta propuesta,
basada en una entrevista realizada por Manuel Jabois, partía de una premisa
especial: el protagonista era un muchacho de apenas quince años que había
participado en el transporte de los explosivos desde Asturias. No iba directa
al núcleo son a quienes lo hicieron posible.
El desarrollo del thriller es magnífico. Muy bien escrito,
perfecto en los saltos en el tiempo y muy bien rodado e interpretado. Cumple
con su objetivo de crónica, sin duda, pero hay algo más.
Por un lado, volvemos a algo que comentábamos recientemente al
hablar de La zona de interés: la banalidad del mal. Porque El Guaje ( como se
conocía a nuestro protagonista ) ni siquiera tiene la formación para medir el
dolor que causa, en sus peleas, en las juergas, los insultos….. No podemos decir
que nos parezca un mal chaval. Simplemente vive la vida que le ha tocado vivir,
y esa vida es un basurero físico y moral. Está claro que muchos salieron de
allí pero ¿nos atrevemos nosotros, que lo hemos tenido tan fácil, a juzgarlo?.
Lo que ocurrió gracias a su intervención fue brutal,
inmenso. El dolor que causó, incombustible. Y su arrepentimiento, muy liviano
en proporción con el que esperaríamos, o tal vez muy sincero. Porqué él también
se siente como una víctima. Y nuestra es la decisión de si condenarlo o no.
A fin de cuentas…. Nos queda claro en la última escena: sólo un niño perdido.
Público
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