.jpg)
Joel Edgerton. Callum Turner. Jack Mulhern. Hadeley Robinson. Luke Slattery. Courtney Hedlegger. Peter Guinnes. Thomas Elms. James Wolk. Sam Strike. Will Coban. Glen Wrage. Joel Phillimory. Alec Newman. Dominic Thige. Tom Varey.
Netflix
Hay historias que parecen estar impregnadas del ADN del sueño americano. Son gestas increíbles, sustentadas sólo en el esfuerzo, la fe y la ilusión de quienes las alcanzan.
Lo que las convierte en algo especial a la hora de interpretar la naturaleza de la nación, es el orgullo con el que se cuentan, en la seguridad colectiva de que son estas hazañas las que han ido forjando el país. Así, van formando parte de una mitología propia, cuestionada en muchas ocasiones por quienes recuerdan que existe también una cara oscura, pero siempre manteniendo su valor como referencia de éxito y del convencimiento de que en ese lugar, todo es posible.
En este caso, la historia es deportiva aunque en una disciplina poco conocida aquí: el remo. En los años de la depresión, una universidad pública ofrecerá a sus alumnos la posibilidad de obtener un trabajo y un alojamiento, si pasan a formar parte del equipo. Frente a otras universidades que cuentan con recursos económicos y cuyos alumnos se encuentran en mucha mejor situación, aquí no hay vocación, sólo necesidad.
Y será esa necesidad la que les impulse a conseguir aquello que nadie habría podido imaginar: acudir a las Olimpiadas de Berlín de 1936.
Clooney nunca me ha parecido un gran director pero sí eficaz y honesto, y en este caso, tiene muy claro lo que quiere contar y como hacerlo, con la ayuda de un guion que es transparente en sus intenciones. Lo que vamos a ver en estas dos horas es la realización de ese sueño del que hablábamos al principio, y más que verlo, vamos a sentirlo, porque él se ocupará de que nos enganchemos a ese bote como si fuésemos nosotros quienes estuviésemos remando en él.
No hay aristas, estoy de acuerdo. Salvo el protagonista, encontramos pocas individualidades en la descripción del grupo y sólo atisbamos la pobreza que les rodea. Sin embargo, está claro que esa no es la película que se nos quería contar.
The boys in the boat ( me niego al evidente título español ) pretende ser una cinta clásica, como las de antes. Y lo consigue. Por decirlo de otra manera, mientras la estaba viendo, no podía dejar de pensar lo que mi padre hubiese disfrutado con ella. La emoción es un sentimiento positivo, que produce energía muy positiva ¿manipulada? eso lo dejamos para otro día, pero tengamos claro que a mi personalmente en ocasiones como esta, dejarme manipular no me importa nada.
A ver si me explico: no sólo es que me guste esta película, es que me gusta que me guste.
Público
Comentarios