Director.-
Carles Alfaro.
Intérpretes.-
Pere Ponce. Mar Uldemolins. Pep Cruz
En lo que se refiere a teatro de texto, El lector por horas, debería de ser una referencia. No
sólo porque su desarrollo está sustentado por los diálogos entre sus tres
únicos personajes, sino también porque compone un homenaje a la palabra,
escrita primero y leída posteriormente.
Todo comienza cuando quien al parecer es un empresario de
éxito y un hombre con posibles, contrata a otro para que haga de lector a su
única hija, una joven que, siete años antes, perdió la visión en un accidente.
A partir de ahí, y a través de sus encuentros diarios, se
desarrollará una trama que estará centrada principalmente en la pareja lector/
oyente, en lo que conocemos y en lo que esconden. Él un hombre solitario y con
claras necesidades económicas, culto y servil; ella, inconstante y caprichosa,
no sabemos si fruto de la amargura por su ceguera o por su entorno familiar.
Todo comenzará con unos preciosos pasajes donde estará
presente El Gatopardo, El
corazón de las tinieblas, Madame Bovary….
Y poco a poco, como si el título de la novela de Conrad
fuese premonitorio, nos vamos adentrando en zonas oscuras llenas de dolor q se
acercan incluso al sadismo, el abuso y la violencia.
El montaje, con su sobriedad escénica y una ambientación
sonora constante, se presenta como un thriller, y como tal se desarrolla en la
entrega de información, por capas y sin que nunca tengamos la seguridad de que sea
cierta.
Responde de esa manera a las curvas y precipicios del texto,
asomándose siempre a la verdad pero manteniéndose en el borde para obligar al
espectador a ser parte de la propuesta y a decidir como caminar por ella.
Personalmente el viaje me resulta fascinante, de una riqueza estremecedora.
Es cierto que contribuyen a hacer grande esta aventura
íntima tres magníficos actores. Porque ellos hacen posible que adquiera cuerpo
lo más importante, y regreso al inicio, ese texto capaz de mantener un
equilibrio difícil y peligroso, igual que ocurría en las obras de Pinter. Aunque en este caso, propuesta nacional, sea Buñuel quien aparezca claramente en ese final tan
oscuro que parece luminoso.
El lector por horas me parece una obra magnífica y Carles Alfaro ha preparado una magnífica
representación. Es teatro exigente y agradecido. Reto y regalo. Inolvidable.
Público
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