OPERA: RIGOLETTO de Giuseppe Verdi

 

Director de escena.-

Miguel del Arco

Director musical.-

Nicola Luisotti

Intérpretes.-

John Osborn. Quinn Kelsey. Ruth Iniesta. Gianluca Buratto. Marina Viotti. 

La partitura de Rigoletto es una de las cosas más maravillosas que nos ha dado el arte. Sin fisuras. Y en este caso, una de las cosas que más me atraían de esta versión era que la puesta en escena estuviese dirigida por Miguel del Arco, su debut en la ópera.

De todos modos, tengo que reconocer que cuando antes de ver la versión que un director ofrece de una ópera clásica, leo declaraciones del mismo explicando lo que pretende contar y emparentándola con conflictos actuales, me saltan todas las alarmas en forma de rechazo preventivo. Eso es lo que me ha ocurrido en este caso ante las declaraciones de Del Arco hablando de temas como el heteropatriarcado o el abuso machista. No hay duda de que esta ópera habla del abuso del poder y que en esa época este se ejercía fundamentalmente sobre las mujeres, pero el contexto histórico es siempre relevante en el juicio.

Pues bien, digamos ya, que la producción de este Rigoletto que nos ofrece, está a la altura del nivel al que nos tiene acostumbrados.

Por partes. En primer lugar, el tiempo de la historia. El director opta por una actualización un poco abstracta y muy icónica en los personajes. El resultado encaja con el texto evitando esos anacronismos que tanto me molestan. Visualmente se apoya en una escenografía muy potente consiguiendo escenas absolutamente impactantes, grandes, sorprendentes; nunca el telón rojo del teatro ha sido tan bien utilizado.

Y, por último, en lo que se refiere a movimiento, siempre están pasando cosas en el escenario, donde un numeroso y dúctil conjunto de bailarinas, parece hacer las veces de acompañamiento de la acción. El único problema es que no todas las cosas que pasan están bien, e igual que algunas pueden chocar por innecesarias ( como por ejemplo el prólogo ), otras rozan lo grotesco como ocurre durante La donna e mobile.

En general el Rigoletto de Miguel del Arco es oscuro, hermoso, complejo, apasionante por momentos y, sobre todo, tiene una gran personalidad. Estoy seguro de que, guste más o menos, será una versión recordada. Y lo merece.

Público



Comentarios