240 páginas
Disponible en ebook.
Lo he dicho siempre: lo que aquí escribo no pretende ser crítica ni análisis de las obras que comento, sólo mi opinión al respecto, generalmente por supuesto mediatizada por mi situación, estado, ideas.... es decir, algo totalmente subjetivo que no pretende sentar cátedra, pero sí, sincero.
Eso hace que en ocasiones me sorprenda, y lo cuente, ante percepciones totalmente diferentes a lo común ante una novela, película, obra de teatro... y que ante eso, en lugar de convertirme en un beligerante defensor de lo que yo pienso, maneje la duda.
Máxime cuando, como en este caso, la opinión contraria a la mía parece unánime.
En tiempo de listas, fin de año, la última obra de Muñoz Molina encabeza casi todas las referidas a literatura española. Desde su publicación sólo ha obtenido reseñas positivas. Y a mi no me ha gustado, nada.
Me gustan muchas obras de su autor, sobre todo sus grandes novelas que desde El jinete polaco, recorren la historia reciente de nuestro país. Sin embargo, las tres últimas, incluida esta, me parece que no están a la altura de lo esperado, y esta me parece la menos redonda.
Narrativamente no hay desarrollo más allá de los lugares comunes que hemos conocido ya en otras obras del autor: la visión de la España gris del franquismo, el intelectual que busca en otro país la libertad y que siempre será un expatriado, lo que se abandona pero nunca se olvida.... En este caso, todo ello sustenta una historia de amor apenas esbozada, un reencuentro que se desarrolla poco creíble, una petición que sorprende.
La novela se estructura en varias piezas que parecen aisladas en si mismas y que, en mi opinión no terminan de encajar. De ellas, sólo la primera me parece verdaderamente lograda. Por lo demás hay dispersión, cansancio y cierta obstinación.
Repito, quizás sea yo quien no ha llegado a comprender No te veré morir. Me habría gustado sentir lo que sienten quienes la alaban. Me gustaría que me gustase todo lo que leo. Esta vez no ha podido ser.
Público
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