Darío Yazbek Bernal. Natalia Solian. Anna Castillo. Alexis Ayala. Juan Minujin. Clara Roquet. Jelen García. Alba Ribó. Berenice Mastretta. Juan Carlos Remolina. Blanca Rosa Rovira.
Netflix
Hace unos años, sorprendió ( y me sorprendió ) una película de este director, entonces desconocido, titula Ya no estoy aquí. Hablaba de la huida de un país violento, forzada por el peligro, del desarraigo en el nuevo escenario, de la imposibilidad de crear un mundo propio en un lugar al que no se pertenece.
Su nueva propuesta, aunque totalmente diferente, nos habla de los mismos temas. Una vez más, México es el punto de partida, esa patria que se ha convertido en un lugar capaz de expulsarte por una violencia descontrolada ante la que los inocentes no saben como responder. Pero el destino esta vez no es Nueva York, sino Barcelona, y el protagonista no se encuentra en situación de penuria sino amparado por una beca universitaria.
Pero estos cambios no son realmente lo que contribuye a que la película sea diferente, sino su tono.
Donde antes había tristeza y un lógico aire de drama, aquí nos encontramos que, a pesar de lo triste y lo dramático de lo que se cuenta, hay humor. Un humor negro y cruelmente paródico en ocasiones ( especialmente cuando retrata cierta intelectualidad europea y el clasismo social mexicano ), pero en cualquier caso, humor, que empapa toda la historia con una especie de locura algo rocambolesca y por momentos rozando el absurdo.
Lo de menos es la trama mafiosa, de verdad nos interesa lo justo. Lo importante es el viaje de es viaje de estos personajes a ninguna parte, su condición de personas sin patria que son zarandeadas en una soledad pastosa de la que no pueden salir y, por supuesto, el aroma de peligro que, como una herencia irrenunciable de su país de origen, parece acompañarles siempre.
Lo digo ya: No voy a pedirle a nadie que me crea me ha encantado. Me engancha en su narrativa desconcertada que salta de género en género, en su caligrafía casi arquitectónica y hermosa, en la empatía que siento por todos sus personajes.
Hay mucho de buen cine en su director y mucho amor por lo que cuenta, capaz de aceptar las lacras de su país y de convertirlas en una historia donde veo su mano en una extraña ternura que existe en sus imágenes. Quiero seguirlo, estoy seguro de que nos dará mucho más.
Público
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