Teyana Taylor. William Catlett. Josiah Cross. Aaron Kingsley. Terry Abney. Aven Courtney. Tara Pacheco. Alicia Pilgrim.
El cine independiente americano, hace tiempo que se ha despojado de esa textura que le hacía parecer un producto de menor presupuesto. En ocasiones posiblemente esto fuese cierto, pero en otras respondía a un estilo que, habiendo sido original, pronto se volvió impostado. Hoy día, películas que entrarían dentro de esa categoría, tienen una factura, como en este caso, visualmente magnífica.
Posiblemente, lo que ahora distinga esta categoría, sea principalmente los temas que tratan, la elección de hacer protagonistas a personas y a problemas que están lejos de resultar en principio apasionantes pero a los que consiguen dotar de grandeza.
Y en esta elección, entra sin duda Mil uno. Inez es una mujer con conocimientos de peluquería y estética que se ha movido entre correccionales y albergues sociales. Experta en complicarse la vida y en salir adelante, decide secuestrar a su hijo y marcharse con él a Nueva York, con la seguridad de que en esa gran ciudad será más fácil desaparecer. Allí conseguirán hacerse algo parecido a una vida y formar algo parecido a una familia. Pero el sueño americano no siempre es eterno.
En ese sentido, hay un importante nivel político en la historia que nos cuenta Rockwell y en como nos la cuenta. La ciudad es sin duda un protagonista más, en su fisicidad extrema, su presencia constante y su extensión pétrea, donde aparecen luces y sombras. El director la retrata consiguiendo extraer su dura belleza, al tiempo que incluye informaciones que, casi a modo de crónica, apuntalan la realidad y nos colocan en cada momento histórico.
Pero no sería justo reducir el contenido a esta parte. Porque dentro de la película hay una compleja descripción de personajes y sus relaciones con una fuerte carga emocional. Y así, lo que la convierte en universal, es su sensibilidad a la hora de hablar de la maternidad, de las personas imperfectas y del amor que está fuera de los tópicos.
Por supuesto, es imposible imaginar Mil uno sin Teyana Taylor, Su pasión, su libertad, su capacidad de lucha, traspasan la pantalla. No quererla y admirarla no es posible..... y tal es el grado de entrega que, sin ser consciente, no estoy hablando de ella sino de su personaje. No lo voy a corregir.
Público
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